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Una estrella de media hora

Walcott, en 40 minutos, ratifica ante Suecia su papel de revulsivo con una asistencia y un gol

Jordi Quixano
 Theo Walcott aplaude tras finalizar el partido ante Suecia
Theo Walcott aplaude tras finalizar el partido ante SueciaIvan Sekretarev (AP)

En cuatro días, parecía otra persona. “No quiero hablar, ¿de qué voy a hablar si no he tenido la ocasión de tocar la pelota?”, se disculpó de forma brusca. Theo Walcott (Londres; 1989) pasó por la zona mixta tras el partido ante Francia como una exhalación, como cuando trepa por la banda. Ayer, sin embargo, mostraba su ristra de dientes en una sonrisa que se resistía a desaparecer. Acababa de ser el héroe frente a Suecia (2-3) con un gol y una asistencia definitiva a Welbeck. “Creo en él y en sus cualidades. Su impacto en este partido ha sido enorme”, concedió el seleccionador, Roy Hodgson. Walcott fue la estrella de media hora, un papel que le sienta como un guante, por más que le chirríe eso de ser surprise package [futbolista revulsivo]. “Siempre es muy bueno salir del banquillo y demostrar lo que uno puede hacer”, soltó con intención.

Niño prodigio del balón, hasta el punto de que con 14 años firmó un opulento contrato con Nike y dos cursos después el Arsenal lo fichó por 18,5 millones, Walcott acudió al Mundial de 2006 con 17 primaveras porque a Sven-Göran Eriksson le convencieron unos vídeos sobre el jugador. Luego, sin embargo, no jugó minuto alguno y Gerrard, eliminado el equipo, fue severo y contundente: “Puede ser un gran futbolista de futuro, pero no tenía derecho a estar entre nosotros”. Pero Theo tenía algo y así lo aclaró Cesc Fàbregas, excompañero gunner: “Si tuviese que escoger entre los dos mejores jugadores que he visto con 16 años, esos serían Theo y Messi”. Con el tiempo, sin embargo, Walcott no ha acabado de eclosionar. Titular en el Arsenal en este curso, no han sido pocas las voces del Emirates Stadium que han susurrado que el joven Oxlade-Chamberlain (titular en el primer partido de Inglaterra) era la versión mejorada del extremo. Y con frecuencia se le recuerda que siempre resulta más decisivo cuando sale desde el banquillo. “En un equipo que juega al pie, Walcott lo hace al espacio. Es más rápido que nuestros 11 juntos. Corre los 100m en 10,38 segundos… Ni con pistola se le para”, explicó Guardiola, extécnico azulgrana, cuando se midieron con el Arsenal.

Niño prodigio del balón, con 14 años firmó un opulento contrato con Nike

Pero a Walcott no le convence su papel de revulsivo, por lo que ayer al llegar al hotel escribió un Twitter un tanto ácido: “Estoy encantado con mi actuación de hoy. Espero haber demostrado mis credenciales”. Aunque luego, se corrigió un tanto: “Lo más importantes es que tenemos los tres puntos. Hay que afrontar el siguiente duelo fuerte y la moral ha de aumentar el rendimiento”. Futbolistas que en ocasiones asumieron ese papel, el de recurso en caso de apuros, analizan su situación desde la experiencia. “Le cuesta asumir ese rol porque se entrena para jugar los partidos enteros”, explica Juan Sabas, especialista en su época en reactivar los duelos del Atlético y luego del Betis. “Que le moleste no jugar más es bueno porque muestra ambición”, incide Manu Sarabia, que en la Eurocopa del 84 trató de revolucionar los partidos de España. “Es algo lógico porque a veces te quedas corto, sin los minutos necesarios para mostrar tu fútbol”, añade Alfonso Pérez, que en el Madrid de Zamorano y Butragueño, luego con Raúl, le tocó el papel secundario.

Frente a Suecia, Walcott desató sus piernas y no pudieron echarle el lazo. Además del triunfo y la sonrisa, quizá el reconocimiento de Gerrard, Walcott se llevó otro récord, el de ser el primer inglés en la historia de las Eurocopas en dar una asistencia y marcar un gol. Nada como interpretar a la perfección eso de ser estrella media hora.

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