Con Hart se acabó el debate
Inglaterra parece haber resuelto con el portero del Manchester City su supuesta maldición bajo los palos
Personaje hosco, lacónico y poco dado al halago, sobre todo cuando se trata del equipo rival, “el vecino molesto” que lo definió, sus palabras causaron hace unos meses un gran revuelo en Manchester. “Es un portero mágico”, expresó sin rubor Sir Alex Ferguson, manager del Mufc. Se refería a Charles Joseph John Hart -Joe Hart (Shrewsbury, Inglaterra; 1987)-, guardameta del City. Lo que no desveló de buenas a primeras, sin embargo, fue que le falló su ojo clínico años atrás, puesto que pudo haberlo fichado cuando destacaba en la League Two (en el Shrewsbury Town) por 120.000 euros; que se lo quitó el Manchester City un tiempo después, en 2006, por 1,8 millones. Los elogios de Sir Alex, en cualquier caso, nunca son gratis ni vacíos y ahora Hart, el portero de la selección, parece haber resuelto al fin la supuesta maldición de la portería inglesa.
Es un portero mágico” Alex Ferguson, técnico del Manchester United
Acostumbrados a las manoplas de Gordon Banks –a quien se le atribuye la mejor parada de la historia de los Mundiales, sobre Pelé- y de Peter Shilton en las décadas de los 70 y 80, los ingleses creyeron poseer la fórmula para generar porteros que marcaban época. Pero tras ellos llegó la nada, maquillada un tanto por Ray Clemence, con Chris Wood, Joe Corrigan y otros tantos hasta la llegada de David Seaman –el segundo que más internacionalidades acumula (75), solo por detrás de Shilton (125)-, que quedó retratado en dos goles para la posteridad; uno, el de Nayim, en la final de la Recopa del 95, con una diana desde el centro del campo y cuando defendía al Arsenal; el otro, el de Ronaldinho en el Mundial de 2002, bajo la casaca de Inglaterra y con una falta desde 40 metros.
Pero tras Seaman, el agujero de Inglaterra fue aún mayor. "La ley Bosman hizo mucho daño porque no deja que los porteros jóvenes e ingleses se midan al más alto nivel", cuenta Shilton a L'Equipe. Así, desfilaron porteros grises y anónimos, como David James, Paul Robinson, Ben Foster, Joe Lewis, Scott Carson, Chris Kirkland… y Robert Green, que en el Mundial de 2010 remarcó el ridículo, con un disparo dócil del estadounidense Dempsey que se le escapó de las manos hasta que el cuero besó la red. Las bromas fueron tremendas, e incluso se pidió que se hiciera una nueva versión del anuncio de Pizza Hut, donde salían Gareth Southgate, Chris Waddle y Stuart Pearce, recordados por fallar penaltis decisivos en el Mundial 90 y en la Eurocopa 96. Calamity James cogió el relevo de Green en Sudáfrica, pero tampoco ofreció seguridad alguna. Se daba por descontado que la maldición inglesa no tenía fin. Hasta Joe Hart.
Desde Banks y Shilton no existía un portero que inspirara confianza a los aficionados 'pross'
Formado en el equipo de su ciudad natal, Hart no tuvo claro a qué se quería dedicar hasta los 15 años porque en la escuela también practicaba con destreza el críquet, hasta el punto de que jugó con el Shrewsbury CC y el Worcestershire. Pero siempre le gustó más parar. Y fue el entonces ojeador del City, Tim Flowers, exportero profesional del Wolves y Blackburn entre otros, el que le convenció para firmar por los citizens. No le fue fácil, sin embargo, a Hart ganarse un sitio en el equipo, toda vez que fue cedido al Tranmere Rovers, al Blackpool y al Birmingham. Ganarse el puesto, en cualquier caso, ha sido algo tan costoso como habitual en su carrera; en el Europeo Sub 21 de 2007 no disputó minuto alguno. Pero en 2010, ya con Roberto Mancini de técnico, ocupó la portería del City por delante de Shay Given. “Es muy joven y tiene que ganar experiencia, pero estoy seguro de que en unos años será uno de los mejores porteros del mundo”, aseguró el entrenador. Tiene la Eurocopa para probarlo. "Y si falla en alguna jugada", remarca Clemence; "es indestructible, no acusará el fracaso porque pisíquicamente es muy sólido".
En su primer partido, ante la efervescente Francia, cuajó un partido notable, con alguna parada de mérito, como la realizada a Benzema en un mano a mano, sobre todo seguro en los balones aéreos. Solo Nasri, su compañero del City, logró batirle con un disparo soberbio desde fuera del área, bien ajustado al palo. “Un buen gol, pero tenemos que centrarnos en nuestro juego”, replicó Hart, como si quisiera evitar los focos sobre su persona, sobre la alargada sombra de los porteros ingleses. No en vano, desde 2002, cuando Seaman (17 partidos), Richard Wright (12) y Stuart Taylor (10) compartieron la portería del Arsenal, no se daba un portero inglés campeón de la Premier bajo los palos. Schmeichel, Lehmann, Barthez, Van der Sar y Cech se llevaron ese honor. Ahora lo tiene Hart, laureado con el City e indiscutible con los pross. “A veces la gente se olvida que somos Inglaterra”, aclaró tras el empate ante los galos. Pero de momento, muchos se conforman con olvidar una maldición que dura muchos años.
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