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La impotencia de Cristiano

El capitán de Portugal tiró cuatro veces a puerta, más que nadie, pero dobló de nuevo la rodilla con su selección

Rafael Pineda
Cristiano Ronaldo se lamenta durante el partido ante Alemania.
Cristiano Ronaldo se lamenta durante el partido ante Alemania.M. C. (EFE)

El mismo día que Messi logró un triplete con Argentina ante Brasil, acallando las voces que ensalzan su escaso rendimiento con la selección, Cristiano Ronaldo era incapaz de despejar una de las escasas críticas que se le pueden poner a este sensacional futbolista: su escaso protagonismo con Portugal. Es el fado casi perpetuo que acompaña al madridista en los duelos con su selección, esa expresión de la música lusa fatalista y melancólica que se asemeja, casi a la perfección, a la figura errante que Cristiano volvió a ser frente a Alemania. Ni los cuatro disparos a puerta que realizó ante la meta de Neuer (mayor registro del torneo hasta el momento), tres en el tramo final del partido, donde por fin se atrevió a encarar a Boateng, sirvieron para que Cristiano ganara con Portugal. Durante buena parte del partido jugó escorado en la banda izquierda, sin participar en el juego, una pieza más en el disciplinado engranaje de Portugal. Sin protagonismo, su papel se limitó al de un delantero de un equipo menor, honesto en la presión al rival, sin jerarquía para pedir el balón y conducir a su equipo a la victoria, como los grandes capitanes. Solo en los últimos 15

minutos se rebeló para ponerle las cosas complicadas a Boateng, al que rebasó en una gran jugada con pase de la muerte incluido a Nani. Badstuber salvó a los germanos. En esa jugada recordó al futbolista que bate registros en el Madrid, indomable y certero, siempre dispuesto a golpear al rival.

Su rostro era el de la desilusión de Portugal a la finalización del partido. “Estamos frustrados y creo que merecimos, como mínimo, el empate. No creo que el problema de Portugal sea de eficacia, quizás nos faltó un poco de suerte. Creo que eso cambiará y que ganaremos los dos próximos partidos. En la Eurocopa de 2004 perdimos el primer partido (ante Grecia, 1-2) y llegamos a la final”, señalaba Cristiano, quien en su papel de capitán intentaba levantar el ánimo recordando lo sucedido en la Eurocopa que se celebró en su país.

La vida de Cristiano con el Madrid es otra historia. En el equipo de Mourinho, rodeado de talentos, siendo máximo protagonista, explota. Sus 46 goles solo en la Liga así lo demuestran. Ante Dinamarca y Holanda, Cristiano tiene la oportunidad de variar el sino que le acompaña con Portugal. Todo un país espera esa capacidad para destrozar al contrario tan conocida en el Madrid.

“Vi que Klose iba a entrar en el terreno de juego a sustituirme. Pensé que iba a tener una oportunidad más y de repente el balón, desviado, aterrizó en mi cabeza. Es mi especialidad, por lo que no fue demasiado complicado marcar”. De esta forma explicó Mario Gómez la jugada del gol de Alemania, un remate de ariete clásico que desniveló un partido de un acusado perfil táctico. Con los focos puestos en jugadores como Cristiano, Özil, Müller, Nani o Podolski, la figura del encuentro acabó siendo este poderoso delantero que ya sabe lo que es aguarle la fiesta a Pepe, central de Portugal. En las semifinales de la pasada Liga de Campeones, su gol en el último partido de la ida ante el Madrid, en Múnich, acabó siendo decisivo en la serie. Contra Portugal solo remató dos veces a puerta, ambas con la cabeza. Uno de esos remates acabó en gol. Luego, se fajó lo suyo ante dos centrales de la envergadura de Pepe y Alves. Recibió tantas faltas, cinco, como cometió, incansable en el desgaste. Entre tanta seda, este delantero de origen español reclamó su protagonismo.

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