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“A Cristiano le falta sentido colectivo”

La suerte de Portugal depende más que nunca de una figura cuyo individualismo le ha impedido brillar en todo su esplendor

Diego Torres
Cristiano Ronaldo controla el balón durante un entrenamiento de la selección portuguesa.
Cristiano Ronaldo controla el balón durante un entrenamiento de la selección portuguesa.Armando Franca (AP)

La selección de Portugal acude a la Eurocopa más condicionada que nunca por las individualidades. Dos hombres determinan las posibilidades del equipo. Por un lado, Jorge Mendes, el empresario más influyente de la historia del fútbol hispanoportugués, representante de la gran mayoría de los internacionales, agente del seleccionador, Paulo Bento, y artífice de la logística federativa. Por otro lado, Cristiano Ronaldo, que se confiesa hijo adoptivo de Mendes, y que se ha transformado en el líder indiscutible de su selección.

Portugal es un equipo soberbio porque cuenta con Cristiano. La conciencia de su importancia multiplica las dificultades para el goleador, cuya tendencia natural a reclamar protagonismo suele trastornar su estado anímico, sobre todo cuando los partidos se complican. Carlos Queiroz, seleccionador durante la Copa del Mundo de Sudáfrica, lo mismo que ahora Paulo Bento, han desarrollado fórmulas para elevar a su figura a la máxima potencia. No siempre lo han conseguido. Esta selección ya no cuenta con el centro del campo armonioso de otras épocas. Los buenos pasadores como Rui Costa, Deco, Maniche, Figo, o el propio Bento, han pasado a la historia. Tampoco hay un medio centro capaz de manejar los ritmos de los partidos, como hizo Costinha entre 2000 y 2006.

“La selección no tiene un jugador como yo”, admite Costinha, “aunque en la última convocatoria Paulo Bento ha llamado a Custódio, que tiene características parecidas. Los jugadores han cambiado el estilo. Ya no tienes un diez, como Deco o Rui Costa. Se están acabando en el fútbol y esto es un pecado porque eran futbolistas que con una mirada te definían el partido. Hay que pensar que el medio campo con el que yo conviví en la selección era el del Oporto, y jugábamos con los ojos cerrados. Yo, Maniche, Deco, con Thiago, Petit… Nos complementábamos muy bien. Hoy los centrocampistas de Portugal son parecidos: Meireles, Moutinho, Ruben Micael… Falta el típico medio centro que te comanda las operaciones. Pero Paulo Bento es muy inteligente. Seguro que sabe cómo armar un buen centro del campo porque es ahí donde se ganan los partidos”.

Cristiano tiene que ser el mejor para el equipo, no solo para él” Simoes, exjugador portugués

Antonio Simoes fue el extremo zurdo de la selección portuguesa que consiguió el tercer puesto en el Mundial de 1966. Su análisis del equipo nacional está filtrado por una perspectiva de medio siglo de observación: “A Portugal le falta jerarquía en la zona de servicio, esos grandes pasadores de otras épocas. Cristiano necesita de estos especialistas para no volverse tan egoísta, para no creer que debe buscar la pelota, pasarla y hacer el gol él solo. Cuando vemos a Messi, o cuando veíamos a Figo, a Zidane, a Platini o a Eusebio… Todos los grandes necesitan de un soporte global para que puedan tener la importancia de hacer las cosas bellas. Lo que no pueden es hacerlo siempre todo y por todo el campo. Mucho menos Cristiano. Eusebio tenía un sentido colectivo superior al de Cristiano. Venía abajo y jugaba. Tanto que terminó en el medio campo. No consigo ver a Cristiano con 35 años jugando de centrocampista. Él tiene una cultura de finalización”.

Portugal necesitará de la versión más explosiva de Cristiano para superar la fase de grupos. Le esperan Alemania, Holanda y Dinamarca. “Si vamos con mentalidad perdedora, no vamos a conseguir nada”, avisó Cristiano en la televisión portuguesa, antes de reconocer que se siente en la cúspide. “Yo me encuentro en el mejor momento de mi carrera”, aseguró. “Pasé por el Manchester y dejé mi marca; pasé por el Real Madrid y estoy dejando mi marca. Por todos los sitios por los que he pasado he dejado mi marca”.

A Cristiano solo le falta dejar huella con Portugal. “Está mucho mejor”, dice Costinha, que compartió con el delantero la Eurocopa de 2004 y el Mundial de 2006. “Somos muy amigos y hablamos todos los meses. Quiere ganar una gran competición con la selección. Tiene la misma voluntad de ser el mejor que cuando tenía 19 años. Es importante que transmita esas ganas a sus compañeros. Ellos saben que si él está bien, hay muchas más probabilidades de ganar. Es una máquina, pero tiene que ser consciente de que no puede hacerlo todo solo”.

El equilibrio emocional de Cristiano, la necesidad de que modere su individualismo y comprenda mejor el juego de asociación, son temas frecuentes entre los aficionados portugueses. “Desde el Mundial se le ve regatear menos”, pondera Costinha. “Es más concreto. Ahora hace más daño, no pierde tiempo con un dribling. Está mirando siempre la portería”.

Cristiano ha modificado su punto de partida respecto al Mundial de Sudáfrica, donde actuó como punta. Ahora se ha trasladado a la banda izquierda, recreando los movimientos que le caracterizan en el Madrid. “Con todos los respetos para Queiroz, en el Mundial de 2010 el nuestro no parecía un equipo portugués”, señala Costinha. “Estábamos todos detrás y Cristiano por delante. La pelota no le llegaba nunca y las líneas estaban muy espaciadas. Con la velocidad y el regate que tiene Cristiano puede hacer más daño partiendo de los costados. Él es un jugador de banda. Si Postiga, o Hugo Almeida, tienen un buen momento, Portugal puede beneficiarse mucho de su juego por fuera”.

Portugal ya no tienes un diez, como Deco o Rui Costa. Se están acabando en el fútbol y esto es un pecado” Costinha, exinternacional portugués

“Cristiano está mejor mentalmente”, diagnostica Simoes. “Debe comprender que, aunque gran parte del éxito dependerá de él, nunca lo será todo. Tiene que ser más colectivo. Cristiano está en el momento de comprender que no puede ser siempre ‘yo y la pelota’ en vez de ‘yo y el partido’. Tiene que tener una relación más eficaz y permanente con el partido en lugar de querer tener una relación con la pelota”.

“Tiene que definirse”, prosigue Simoes. “Cristiano no puede creerse más grande de lo que es cuando juega con la selección. Su papel con el Madrid es importantísimo, juega libre arriba y tiene un equipo por detrás que lo soporta. En la selección crea una expectativa tal que el equipo tiene que hacer todo para que él dé lo mejor. No es así. Cuando Portugal no tenga la pelota, él tiene que dar una ayuda. Si todos ayudan a defender, todos jugarán mejor. Sobre todo, porque si él ayuda a defender, dará una motivación al equipo, que le devolverá el esfuerzo para que él destaque. No puede llegar a la selección portuguesa y pensar: ‘Yo tengo que ser el mejor’. Tiene que ser el mejor para el equipo, no para él”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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