Hamilton pone la séptima
Primer triunfo del británico en este Mundial Alonso, quinto, se hunde por la estrategia
Un Mundial de fórmula 1 tan trepidante como el de esta temporada echaba de menos a Lewis Hamilton, uno de los talentos más descomunales de la historia de esta disciplina, que finalmente irrumpió como un trueno por la isla de Notre-Dame, en Montreal, para conseguir su primera victoria de la temporada, darle un meneo a la clasificación y colocarse al frente de ella. Así es Hamilton. Con su triunfo, el campeonato cuenta con tantos grandes premios disputados (siete), como ganadores distintos, una casuística inédita hasta ahora que enamora a la hinchada en la misma medida que martiriza a los ingenieros. Por detrás del británico cruzó la meta el francés Romain Grosjean, que volvió a evidenciar el músculo que esconde el Lotus en su panza, mientras que el tercero fue Sergio Pérez. Fernando Alonso, que llevó la batuta durante gran parte de la prueba, terminó el quinto, condenado por la estrategia de Ferrari, que optó por mantenerle en la pista en los últimos giros, cuando los neumáticos de su Ferrari ya agonizaban, dejándole indefenso a los pies de los caballos.
La proximidad de la primera curva del circuito Gilles Villeneuve desactivó cualquier intento de adelantamiento en la arrancada, de modo que Sebastian Vettel, Hamilton y Alonso, llegaron por este orden a la primera visita al taller, de donde el asturiano salió como líder, seguido por el británico y el alemán. El piloto de McLaren, sin embargo, tuvo dos vueltas más que el de Ferrari para calentar las gomas, circunstancia que le permitió abrasar a su ex compañero (vuelta 20) gracias al alerón trasero móvil (DRS). A partir de ese momento, la carrera recuperó el pulso y los tres comenzaron a martillear el cronómetro con unos registros prácticamente calcados, que establecieron unos márgenes entre ellos que se mantuvieron inalterables hasta la segunda parada de Hamilton, que volvió a salir al ruedo el tercero, por detrás del Red Bull de Baby Schumi.
Grosjean volvió a evidenciar el músculo que esconde el Lotus
Llegados a ese punto, Ferrari no movió ficha con Alonso, que rodaba ligero pero consciente de que los zapatones de su F2012 llevaban mucha tralla, cruzando los dedos para que no terminaran de fundirse como a la postre ocurrió. A su espalda, Hamilton no corría, volaba, arañándoles a los dos más un segundo por con casi un tercio del gran premio aún por delante, un escenario idílico para el chico de Tewin (Reino Unido), convertido en una piraña cuando llega la hora de adelantar. Primero se zampó a Vettel, como si nada y gracias al DRS (vuelta 62), y poco después repitió la maniobra para deshacerse del español, dos giros más tarde. Al verse en cabeza y con el terreno despejado, Hamilton salió zumbando y no levantó el pie del acelerador hasta pasar por debajo de la bandera de cuadros, convirtiéndose, junto con Michael Schumacher y Nelson Piquet, en el tercero que logra imponerse en tres ocasiones en este mítico trazado, donde ya lo logró en 2007 y 2010.
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