Remontada de campeón
Camino de su duelo de semifinales, Djokovic supera cuatro puntos de partido y gana 6-1 5-7, 5-7, 7-6 y 6-1 a Tsonga
Son gritos que cuentan un drama. “¡No puedo jugar!”, se queja el serbio Novak Djokovic en la ronda de cuartos y mientras el francés Jo-Wilfried Tsonga, de golpetazo en golpetazo, se procura cuatro puntos de partido.
Fue una jornada para medir de qué pasta están hechos los campeones. Con Delpo lesionado en una rodilla y engullendo una píldora para el dolor, Federer vivió 3-6, 6-7, 6-2, 6-0 y 6-3 para luchar otro día. Entre los gritos de la central, subido a la ola de los pies que repiqueteaban contra el suelo, Nole negó con corazón de acero y mirada asesina los cuatro puntos de Tsonga. El serbio no solo venció 6-1, 5-7, 5-7, 7-6 y 6-1 un partido para leones. También demostró que quien quiera tumbarle en París tendrá que pagar el precio con sangre: el número uno mundial busca su cuarto grande seguido, lo que no logra nadie desde 1969, y en su camino a semifinales ya ha consumido dos duelos a cinco mangas seguidos. Como en 2011, el serbio y el suizo echarán un pulso para decidir quién disputa el partido decisivo.
Antes, los partidos de cuartos. “Saldré a luchar como un león”, cuenta Tsonga la víspera de su partido contra Djokovic. “Sé que juego delante de mi público. Jugaré desde la línea de fondo, pero con el objetivo de armar mi entrada en la pista, porque lo importante es desestabilizarle. Para eso, tendré que jugar profundo”.
Todo lo que promete Tsonga lo cumple. Puño en alto, provoca al público y enciende en su favor una caldera. De estacazo en estacazo, siempre al ataque, tirando y tirando con los ojos cerrados, glorioso como aquella noche australiana de 2009, cuando se dio a conocer al mundo tumbando a Rafael Nadal en semifinales del primer grande del año, busca su suerte en el partido. Es Tsonga haciendo de Tsonga. Un golpe tras otro desnuda a Nole pese a que arranca 0-8. El serbio es incapaz de capitalizar las numerosas ocasiones que se crea en un partido que le ve marchar break arriba en las tres primeras mangas. El francés, autor de 42 errores no forzados, juega con extremo riesgo. Solo puede reprocharse una derecha mal ejecutada en uno de los cuatro puntos de partido: los otros tres los discute el serbio con la convicción de los elegidos, libre de las cadenas de nervios y tensión que aprisionan a los mortales. Un campeón que ni siente ni padece, de piedra.
En semifinales, dos campeones de una pieza: con sol y nubes, con calor y frío, en los días buenos y en los malos, Federer y Djokovic.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.