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FÓRMULA 1 | GRAN PREMIO DE MÓNACO

Newey y el baloncesto

Red Bull pierde más carga aerodinámica que nadie por el cambio de normas y gomas

Oriol Puigdemont
Vettel, en el circuito de Montecarlo.
Vettel, en el circuito de Montecarlo.Mark Thompson (Getty Images)

Aunque parezca imposible, entre Chuck Norris y Adrian Newey hay un nexo de unión: han potenciado tanto el rasgo que les define que sus seguidores han creado unos mandamientos que articulan sus doctrinas. En el caso del actor, su tendencia a dar leña a quien se cruza en su camino ha motivado sentencias del estilo de “la raíz cuadrada de Norris es dolor”. Del director técnico de Red Bull, que en los últimos tres años ha sacudido la F-1, sus fieles sostienen que lo único que no es capaz de hacer es jugar al baloncesto porque su cuerpo genera demasiada carga aerodinámica y no le permite despegarse del suelo. Pues bien, mientras las series televisivas verifican que los principios, y porrazos, de Norris están vigentes, el Mundial de F-1 ha zarandeado a Red Bull al extremo de que algunos osan cuestionar al genio de la aerodinámica.

Los toboganes del Gran Premio de Mónaco calibran la confianza que cada coche ofrece a su conductor y ni Sebastian Vettel ni Mark Webber se sienten tan cómodos al volante del RB8 como para pensar en repetir la victoria del alemán en 2011. El cambio de las normas ha abierto la puerta a equipos con menos presupuesto que Red Bull, McLaren o Ferrari, por ejemplo, para asumir protagonismo en un instante dado. Le ocurrió a Sauber, que en el de Malasia estuvo en un tris de ganar con Checo Pérez, y a Williams, que, con Pastor Maldonado, volvió a hacerlo, en el de España, a los ocho años de la última vez.

Si los ingenieros de todas las escuderías llevan meses elaborando un patrón que les permita entender el comportamiento de los nuevos neumáticos Pirelli, hipersensibles a los cambios de temperatura, Red Bull se enfrenta a otro problema. En los dos últimos años fue la que más partido sacó al sistema de expulsión de los gases de los escapes hacia el difusor trasero y ahora es la más perjudicada con su prohibición, un factor determinante al explicar la falta de carga aerodinámica de su monoplaza. Estos dos detalles han hecho que su rendimiento no tenga nada que ver con el del RB7, considerado la máquina más dominante de la historia y que en manos de Vettel consiguió 11 triunfos y 15 poles en 19 carreras, un récord inalcanzable.

Como marca la tradición, el viernes fue jornada de descanso en Mónaco, por más que Red Bull apuró el jueves para ofrecer a sus pilotos el mejor bólido posible con vistas a la cronometrada de hoy (14.00, Antena 3 y TV3). Tomando como referencia la primera sesión de ensayos, con la pista seca, Vettel, el campeón, fue noveno y 13º Webber. “No es fácil. Hay coches que están demostrando ser muy rápidos. Estamos obligados a mejorar”, sostiene Webber.

“En Bahréin tuvimos un fin de semana más o menos bueno. Me encontré a gusto y el balance fue positivo”, puntualiza Vettel, que en Sakhir logró su único triunfo del año. “Luego fuimos a Barcelona esperando repetir aquello, pero no fuimos competitivos. Hemos intentado conocer las causas, pero no tenemos una conclusión exacta, sino solo algunas ideas”, añade el de Heppenheim. “En estos momentos nos resulta complicado entender por qué algunas veces conseguimos ser rápidos y otras no”, concluye Baby Schumi, uno de los más interesados en que Newey vuelva a considerarse exclusivamente no apto para el baloncesto.

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