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Drogba deja el Chelsea

El delantero africano, de 34 años, abandona el Chelsea tras conquistar la 'Champions' y después de ocho temporadas en Londres • "Es duro, pero es el momento de afrontar un nuevo desafío", dice

Alejandro Ciriza
Drogba celebra un gol en Stamford Bridge.
Drogba celebra un gol en Stamford Bridge.ANDY RAIN (EFE)

Su marcha se barruntaba en las entrañas de Stamford Bridge desde hace meses. Y hoy, tan solo tres días después de echar el lazo al último gran título de clubes que faltaba en su expediente, Didier Drogba (Abiyán, Costa de Marfil; 1978) lo ha confirmado: “Dejo el Chelsea. Ha sido una decisión difícil y estoy muy orgulloso de haber contribuido a ganar todos esos trofeos, pero es el momento de afrontar un nuevo desafío”, detalla el atacante marfileño, de 34 años, en la página web del club londinense, que el pasado sábado alzó en Múnich su primera Copa de Europa tras una actuación colosal del ariete, multiplicado en defensa, certero en el remate cuando la guillotina se cernía sobre su equipo y terminal en la tanda de penaltis, en la que marcó el lanzamiento definitivo que derribó al Bayern en su propio hogar y le dio al africano el pasaporte para la eternidad balompédica.

Siempre que le necesitas está ahí, es una leyenda" Di Matteo, técnico del Chelsea

“Fue un momento muy especial para mí y para todos los aficionados, pero sobre todo para Roman [Abrámovich, propietario de la entidad] y mis compañeros. Muchos de ellos serán amigos míos para toda la vida”, admite Drogba. Efectivamente, su testarazo en el Allianz Arena y el desenlace posterior de la final tuvieron un efecto catártico para él. Después de tomar aliento y consolar a Schweinsteiger y Robben, los dos grandes damnificados de la derrota bávara, el artillero se enfundó la bandera de su país, trazó un esprint de una portería a otra e hizo una reverencia a los supporters del Chelsea ubicados en uno de los fondos. “Siempre estarán en mi corazón”, ahonda Drogba, al que apuntaban todos los focos instantes después del pitido final. También un día después, cuando el Chelsea se subió a bordo de un autocar para recorrer las calles del centro de Londres y brindar la orejona a su hinchada. Allí, al frente, con la marea blue rendida a sus pies, ya transmitió a los pesos pesados del vestuario su deseo de dejar el bridge.

Un palmarés de postín

TÍTULOS

- Premier League: 2005, 2006 y 2010

- FA Cup: 2007, 2009, 2010 y 2012

- Carling Cup: 2005 y 2007

- Community Shield: 2005, 2009

- Champions League: 2012

DISTINCIONES INDIVIDUALES

- Máximo goleador de la UEFA en 2004

- Jugador del año en la Ligue 1

- Mejor futbolista de África: 2006 y 2009

- Pichichi de la Premier League: 2007 y 2010

- Máximo goleador de Costa de Marfil (55)

“Siempre será una leyenda del club”, le elogiaba el técnico Roberto Di Matteo, que recuperó al delantero para la causa cuando relevó a André Villas-Boas en el banquillo. No cuajó el intento del portugués de implantar un nuevo método, con la pelota como punto de partida y alejado del colmillo y la pierna fuerte que caracterizan el juego de los blues. Nada más hacerse con el cargo, el preparador italiano devolvió galones a la vieja guardia. Entre ellos, a Terry, Lampard y Essien. También a Drogba, asiduo bajo las órdenes de Villas-Boas a la sombra, en favor de Fernando Torres, relegado a un segundo plano después por Di Matteo. Y respondió el marfileño, ganador como pocos, un 9 a la antigua usanza que pese a su veteranía se ha erigido en el oráculo del Chelsea en los momentos más complicados de este año. En la final de la FA Cup, ante el Liverpool, con un reverso diabólico y un tanto de bandera. También en la Champions. Contra el Nápoles, por ejemplo, cuando los londinenses estaba a punto de besar la lona. Y, por encima de todo, frente al Barça, en las semifinales, en las que desplegó todo su manual futbolístico: una dentellada letal en la ida y un ejercicio de voluntad en la vuelta, en el Camp Nou, donde corrió y se fajó con la ilusión y el coraje de un primerizo.

Drogba marca el penalti de la victoria ante el Bayern en Múnich.
Drogba marca el penalti de la victoria ante el Bayern en Múnich.GETTY

Nunca lo ha tenido fácil Drogba. Ni cuando tuvo que emigrar a Francia con su familia, huyendo de la hambruna, ni cuando aterrizó en el país galo. Se fogueó primero en el Le Mans y más tarde en el Guingamp, antes de recalar en el Olympique de Marsella. Emergió en el Velodròme y atrajo la chequera de Abrámovich. Llegó al ostentoso barrio de Chelsea, en 2004, previo abono de 40 millones de euros, aunque de puntillas en lo futbolístico. No muchos conocían al hercúleo atacante africano, que se ganó el cariño de la grada a una velocidad de vértigo y la estima de los sucesivos técnicos, entre ellos José Mourinho. A partir de ahí, una colección de títulos -tres Premiers (2005, 2006 y 2010), cuatro FA Cup (2007, 2009, 2010 y 2012) y dos Carlings (2005 y 2007)- y un reguero de goles (157 en 341 apariciones y dos pichichis -2007 y 2010).

El atacante africano ha marcado 157 goles en 341 partidos con el Chelsea

Cumplida su misión, el cuerpo le pide nuevos estímulos. Algunos le ubican en China, entre las montañas de billetes que le propone el Shanghái Shenhua de su amigo Nicolàs Anelka. Otros le contemplan con un refuerzo de lujo para algún grande europeo. Tras los 360 millones que ha invertido Abrámovich en delanteros, Drog sigue siendo el jefe. “Siempre está a la altura de las circunstancias. Es un líder nato. Siempre que necesitas recurrir a él, siempre está ahí”, atestigua Di Matteo. En Londres le echarán de menos.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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