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Cirugía en el ‘calcio’

El adiós de Inzaghi, Del Piero, Nesta y Gattuso, que rondan los 40 años, sella una época en Italia

Eleonora Giovio
Inzaghi es felicitado por Di Livio y Del Piero, entre otros, en 1998.
Inzaghi es felicitado por Di Livio y Del Piero, entre otros, en 1998.reuters

A sus casi 38 años, Del Piero tuvo que fingir que se estaba atando las botas para esconder las lágrimas, sobrecogido por una ovación de más de media hora en el campo de la Juve. Gattuso no tuvo miedo, lloró como un niño. Él, que siempre había ido de duro, mostró que hasta tiene algo de blando. A Nesta ni se le humedecieron los ojos. No va con su forma tan imperial de estar en el campo. Inzaghi, a su lado, miraba embobado en los videomarcadores de San Siro sus 126 goles con la camiseta del Milan. Se van todos. Del Piero, Gattuso con 34 años, Inzaghi con 39 y Nesta con 36. Es el fin de una era en el calcio, que se queda huérfano de sus cuatro hombres guías. Y de los valores que han transmitido en los últimos 15 o 20 años.

Gattuso: “Los chicos de ahora ganan un pastón y se creen unos campeones”

Por un lado Del Piero, deportividad y elegancia —solo le han expulsado dos veces en toda su carrera—; por otro, Nesta, seriedad y profesionalidad. E Inzaghi, la pasión. Como le escribió Carlo Ancelotti, su extécnico en un sms el pasado domingo: “Nunca he conocido a un futbolista con tanta pasión por el fútbol”. Superpippo, ese del que Jorge Valdano dijo que no regatearía ni a una silla, se lo enseñó orgulloso a sus padres. Y por último Gattuso, la entrega y el sacrificio. El centrocampista, todo pulmones, se acordó de sus maestros en el discurso de despedida. “El respeto en un vestuario lo he aprendido de Costacurta y Maldini. Antes, el vestuario era un espacio que se gestionaba mejor. Cuando yo era un chaval hasta me daba miedo bajar al campo de entrenamiento. Los chavales de ahora ganan un pastón en cuanto llegan y se creen unos campeones. Hasta El Shaarawy, que es un buen chico, a veces te contesta mal cuando le dices algo”, reflexionó.

“Es el fin de una época en el calcio. Se van cuatro hombres que, como se dice en Italia, fanno spogliatoio [hacen grupo]. En el fútbol de hoy se ha subvertido el orden de las cosas. Por eso se marcha Gattuso, no porque no le apetezca seguir jugando sino porque no soporta más determinadas cosas. Una vez eran los veteranos los que le gritaban a él si llegaba tarde o con las botas sin limpiar. Ahora si grita Gattuso, los jóvenes lo mandan a tomar por…”, comenta Gianni Mura, prestigioso periodista de La Repubblica.

El adiós de estos cuatros jugadores también da paso a una cirugía del fútbol italiano de la que parece haberse contagiado el seleccionador, Cesare Prandelli. En su Italia hay espacio para los jóvenes. Y en la primera lista de 32 para la Eurocopa, están también dos chiquillos. Verratti, clase del 1992, centrocampista del Pescara que el año que viene jugará en Primera, y Destro, de 1991, delantero del Siena. Verratti y Destro no habían ni nacido, por ejemplo, cuando Del Piero debutó en la Juve e Inzaghi en la Serie A.

Sería bonito que no colgaran las botas nunca, pero la vida no es esa”, dice Sacchi

“Los cuatros dejan un hueco tan grande porque han hecho disfrutar y emocionar al público. Sería bonito que jugadores como ellos no colgaran las botas nunca, pero la vida no es esa. A su edad también es justo que empiecen a descansar”, apunta Arrigo Sacchi. Fue él quien hizo debutar a Del Piero con la azzurra y quien convocó por primera vez a Nesta. Fue Cesare Maldini, sin embargo, quien vio crecer al central en la sub 21 junto a Pippo Inzaghi. “Del Piero era tan bueno que se ahorró el trámite de pasar por la selección inferior”, bromea el papá de Paolo Maldini. “Es ley de vida y ley de futbolista: no se puede jugar para siempre. Nuestro campeonato será más pobre, pierde a cuatro personas que han sido un ejemplo sobre cómo hay que comportarse dentro y fuera del campo”, añade Cesare Maldini.

Fuera del campo apenas se oía hablar de Gattuso e Inzaghi, un tipo que lleva 20 años comiendo lo mismo: pasta in bianco y bresaola [un embutido]. Ni siquiera en las cenas de su cumpleaños le han visto tomarse una copa de vino. Gattuso es hijo de una familia humilde del sur de Italia y siempre ha dicho que no se merece el dinero que gana. “En un mes gano más que mi padre durante toda la vida”, declaró en una entrevista con este periódico. A veces su garra le ha llevado a hacer gestos muy feos, como agarrar del cuello al segundo entrenador del Tottenham, Joe Jordan. “Es un luchador. Si fuera uruguayo se hablaría de garra charrúa”, dice Mura. Y añade: “Nesta para mí es la discreción, el símbolo de la elegancia. Te daba la sensación de que ni se iba a manchar los pantalones cuando se tiraba al suelo a hacer un tackle”.

Ya no hay más Nesta. Ni Del Piero (que ayer se despidió en la final de Copa). Ni Gattuso. Ni Inzaghi. El calcio pierde a cuatro pretorianos.

El Nápoles conquista la Copa de Italia

El Nápoles rompió anoche un maleficio en el Olímpico de Roma. Desde 1990 no alzaba el cuadro napolitano ningún cetro, hasta ayer, cuando los goles de Cavani y Hamsik frente al Juventus (0-2) enturbiaron el adiós de Del Piero como futbolista de la Vecchia Signora y le concedieron el triunfo en la Copa de Italia. No palpaba el éxito el Nápoles desde hacía veintidós años, desde que Zola liquidase al Bari en la Supercopa italiana y Maradona guiase a los napolitanos a la cumbre con los scudetti de 1987 y 1990.

El Nápoles saltó al coliseo romano con decisión, empeñado en aguar la fiesta a Del Piero. Pese a que cedió la iniciativa a la Juve, se encontró con un penalti a la hora de juego. Storari derribó a Lavezzi, un puñal, y Cavani ejecutó a la red. Un tanto que dio alas al equipo celeste, que redondeó su victoria con un segundo tanto de Hamsik. De ahí al final, poco fútbol y alguna que otra gresca, como la que protagonizó el juventino Quagliarella y que le costó la expulsión.

Del Piero firmó una buena actuación. No consiguió marcar el 10, que dejaba el club de toda su vida con un regusto agridulce por la derrota pese a la sentida ovación de la grada. Se iba un mito, pero el fútbol italiano recuperaba otra página gloriosa. La del Nápoles.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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