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Un Mundial redondo

El triunfo de Maldonado prueba que el uso de las gomas prevalece sobre los presupuestos

Oriol Puigdemont
Pastor Maldonado.
Pastor Maldonado.

En un Mundial de fórmula 1 que en las cinco primera pruebas ha dado cinco ganadores diferentes de cinco escuderías distintas —una casuística que no se daba desde la temporada 1983—, la frase que mejor resume el desconcierto que reina en los talleres la soltó Fernando Alonso el domingo, en Montmeló, después de terminar el segundo y recuperar la batuta del campeonato junto a Sebastian Vettel: “Es normal que esta situación sea atractiva para el espectador, pero realmente uno va a Mónaco y en estos momentos no sabe si podrá pelear por la victoria o quedará fuera de los puntos”.

Este delirante tiovivo aún cobra más trascendencia si uno lo compara con la tendencia del año pasado, un curso en el que Vettel y Red Bull pasaron el rodillo. El alemán se adjudicó entonces 11 grandes premios y acumuló 15 pole position, un registro que le valió para establecer una nueva plusmarca absoluta. La prohibición de los difusores soplados y, sobre todo, las dificultades de las estructuras para elaborar un patrón de conducta de los nuevos neumáticos Pirelli, hipersensibles a los cambios de temperatura, han alborotado el gallinero hasta tal punto que Mercedes, con Rosberg, y Williams, con Maldonado, han podido volver a ganar una carrera, algo que no conseguían desde hacía mucho tiempo. “El margen de rendimiento de los compuestos es muy estrecho y es muy complicado encontrarlo”, reconocía este fin de semana Jenson Button en una entrevista en este diario.

Uno no sabe si en Mónaco peleará por la victoria o por entrar en los puntos” Fernando Alonso

Llegado el momento de tratar de buscarle sentido a este delicioso galimatías, Xevi Pujolar, ingeniero de pista del piloto venezolano que en Montmeló estrenó su casillero de triunfos, apunta directamente a las gomas. “Lo que ocurre es que estos neumáticos permiten que equipos que no disponen de los presupuestos más abultados, puedan optar a buenos resultados porque lo más importante es encontrar una buena puesta a punto y, además, tener un poco de suerte con la temperatura”, analiza Pujolar. Si hay un episodio que verifica esta tesis es la pole que Rosberg logró en Shanghái. En el preciso momento en que el alemán salió del taller para realizar su primera tentativa de vuelta rápida, la temperatura ambiente descendió dos grados. Esa ligera variación térmica, que puede explicarse a partir de la aparición de una simple nube que cubre el cielo momentáneamente, generó las condiciones más adecuadas para que el corredor bávaro diera una vuelta perfecta y registrara un tiempo que nadie más pudo rebajar, a pesar de probarlo hasta dos veces.

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