“Pep siempre me da caña”
Piqué niega que tenga problemas con el entrenador y admite que este no es su mejor año
El Barcelona se juega estar en la final de la Champions. Regresa el Chelsea al Camp Nou y vuelve Piqué. Lo hizo a lo grande en la sala de prensa, pero también se le aguarda hoy sobre el césped. Llega tarde este curso, pero llega, aunque se le lleva esperando todo el año: apenas se le recuerdan tres partidos buenos. Eso, en su caso, sabe a nada después de una temporada como la anterior, cuando sostuvo al equipo, según destacó el cuerpo técnico. “Sin él, se nos habría caído el invento”, admitió Tito Vilanova. Dio tanto de sí que Pep Guardiola incluso le invitó a comer en un céntrico restaurante para darle las gracias y pedirle un último esfuerzo en el sprint final del campeonato. Entonces, después de jugar 51 partidos y ganar dos títulos, se fue de vacaciones consciente de que su campaña fue espectacular. Hasta ayer.
Competitivo como es, Piqué siempre se crece en los peores momentos. Sus tres últimas ausencias en el equipo titular han generado el revuelo que suele acompañar siempre sus pasos y han sonado a trueno. Acostumbrado al ruido, ayer dejó claro que esta situación le afecta lo justo, que bajo la tormenta no pierde ni el desparpajo ni esa arrogancia de la que siempre ha hecho bandera. A Piqué se le acusa de vivir distraído y se le lleva al paredón por salir con Shakira o recibir clases particulares de economía impartidas por profesores de Esade... Y él se ríe. Y Guardiola le defiende: “Gerard no es una persona para estar pensando solo en esto. Tiene una vida muy llena y me gusta así. Le quiero así”.
Guardiola descartó que tenga un problema con Piqué: “No pasa absolutamente nada. Ha estado tiempo parado. La pareja Mascherano-Puyol me parecía bien para jugar contra el Levante y el Madrid. Y yo decido”. Y añadió: “A Gerard le tengo más que estima por su amor a la vida, por su manera de ser, por cómo le gusta el juego... El resto es decisión mía: si juega o no”.
El caso es que Piqué ha jugado poco este curso (34 partidos) y lejos de su nivel. Eso sí le duele. “Me costó entrar, empecé lesionado…”, se lamentó ayer. “Le ha pasado factura todo el año el mes de agosto”, reflexionan en el cuerpo técnico. Ha sufrido tres lesiones musculares, pero lleva toda la temporada con golpes que le obligaban a parar dos días, molestias aquí, molestias allá… “Un año de mierda”, según dice a sus amigos. “Un mal año”, convino ante la prensa.
Guardiola toma sus decisiones y elige a once. Lo asumimos con tranquilidad”
Llegados a este punto, lleva tres partidos grandes —Milan, Chelsea y Madrid— sentado en el banco. “Juraría que las razones son deportivas”, aseguró. “Lo asumo”, añadió, “con respeto y máximo trabajo. Siempre piensas que puedes dar más. Cuando eres tan exigente que, si fallas un pase, piensas que podías haberlo hecho mejor… Soy autocrítico siempre. No es de ahora, que llevo tres partidos sin jugar. Pero es cierto que el año podría haber sido mejor”. Precisamente por eso el viernes se vio con su entrenador cara a cara. “No me tenía que convencer de nada”, comentó al respecto antes de avisar de que no es la primera vez que se reúnen esta temporada: “Hablamos mucho, más de lo que pensáis [los periodistas]. Me da caña siempre, desde el primer año, pero me gusta. Él toma sus decisiones y elige a once. Lo asumimos con tranquilidad”.
“A vosotros os dará morbo si no juego, pero mañana [hoy] lo importante es ganar”, advirtió el central, que se puso el corazón en la boca y recordó: “Yo estaba en París [en la final contra el Arsenal en 2006], siendo jugador del Manchester United, porque nací en este club, porque mi abuelo me hizo socio al nacer. Todo se resume en ganar y jugar la final. Eso es lo único que me importa… juegue quien juegue”.
Convencido como está de que no hay un culé que dude de este Barça —“hemos dado mucho, pero la gente sabe se puede perder porque jugamos contra equipos muy buenos”—, recuperó el desenlace del curso anterior, cuando, tras la derrota en la final de la Copa, afloró el tradicional pesimismo azulgrana: “Fuimos al Bernabéu a jugarnos la final de Wembley siendo lo que somos y ganamos por 0-2. Tenemos que tomar esto de ejemplo”. También felicitó al Madrid: “No está donde está por los árbitros ni nada de eso. Se lo ha merecido y punto. El año que viene volveremos a estar ahí”. ¿Y Guardiola? “Yo pondría la mano en el fuego a que sí”, sentenció sobre la renovación de su contrato como técnico del Barça.
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