El Madrid ata la Liga en el Camp Nou
El conjunto de Mourinho derrota a un disperso Barcelona (1-2) con un contundente y ordenado ejercicio defensivo.- Cristiano Ronaldo tiene más peso que Messi
La Liga va definitivamente camino de Madrid. La condición de líder del equipo blanco cambió el guion del clásico, hasta esta noche seguramente uno de los partidos de signo más favorable para el Barcelona, un equipo abatido en su propio Camp Nou. No merece discusión la victoria del Madrid, cuyo ejercicio defensivo fue más riguroso y contundente que la ofensiva del Barça. Los blancos desactivaron hasta negar a los azulgrana y se aseguraron el triunfo y el récord de goles con dos jugadas: una penalizó la desorientación local al inicio y la otra ratificó la jerarquía madridista cuando repuntaban los barcelonistas. El partido perfecto para Mourinho, ganador finalmente en el estadio del Barça.
BARCELONA, 1 - R. MADRID, 2
Barcelona: Valdés; Puyol, Mascherano, Adriano (Pedro, m. 74); Thiago, Xavi (Alexis, m. 69), Busquets, Iniesta; Alves, Messi y Tello (Cesc, m. 80). No utilizados: Pinto; Piqué, Keita y Montoya.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Coentrão; Khedira, Xabi Alonso; Di María (Granero, m. 74), Özil (Callejón, m. 88), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Higuaín, m. 93). No utilizados: Adán; Kaká, Marcelo y Albiol.
Goles: 0-1. M. 17. Khedira. 1-1. M. 70. Alexis. 1-2. M. 73. Cristiano Ronaldo.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró tarjeta amarilla a Busquets, Pepe, Xabi Alonso, Özil, Granero y Mascherano.
Camp Nou. 99.252 espectadores.
También Cristiano tuvo más peso que Messi. Y la incidencia de Özil fue superior a la de Xavi. Ya se sabe que cuando no marca La Pulga no gana el Barça y desde hace tiempo el sóleo martiriza a Xavi. Los azulgrana aceptaron la derrota con deportividad. Nadie impidió la celebración blanca en el estadio. El Barça supo perder incluso ante el Madrid, superior en el grueso de la Liga y esta noche también en un mano a mano muy deportivo, alejado de las últimas trifulcas. Tenía razón Guardiola. El técnico estaba convencido de que era imposible renovar el título de Liga, y no se rebeló nadie en el Barça contra el Madrid. No remacharon los azulgrana el remonte emprendido en Pamplona.
El Madrid no necesitó ni siquiera de su mejor versión para asegurarse prácticamente el título en casa del campeón, la mejor manera de oficializar el traspaso de poderes. Jugaron los madridistas con determinación y carácter, agresivos con el balón, convencidos de que se acababa el campeonato. A falta de cuatro jornadas y con siete puntos de ventaja, no hay duda sobre el éxito del equipo de Mou. El Madrid se pareció más que nunca a su técnico y al Barça se le vio dudar tanto como a su técnico con la continuidad. La imbatibilidad azulgrana en el Camp Nou se acabó el único día que necesitaba la victoria. Aunque tuvo corazón, al Barça le faltaron pies y cabeza en el peor de los momentos.
Los blancos se parecieron a su técnico, y los locales dudaron como el suyo
Las dos alineaciones respondieron a la grandeza de la cita, sobre todo la del Madrid, más ofensivo que nunca, muy señor en el feudo del Barcelona, que se desplegó nuevamente a partir del ya famoso 3-4-3. Aunque Mourinho siempre tiene la necesidad de dejar su huella con la presencia de Coentrão, titular frente a Marcelo, el técnico portugués completó la formación más futbolera posible, la que da cabida a Ronaldo, Benzema, Özil y Di María. Nada de especular ni de concesiones en las áreas: apretaban los delanteros ante Valdés y encimaban los defensas a Messi para suerte de Xabi Alonso y Khedira, cómodos y suficientes, reyes de la divisoria.
Quedó la cancha a merced del Madrid, mejor en el juego y resolutivo desde el córner, una suerte que domina excelentemente, el punto débil en cambio del Barcelona. Valdés sacó con la punta de los dedos el cabezazo de Cristiano nada más comenzar para después vencerse ante el testarazo de Pepe: el portero no pudo retener el cuero y tampoco acertó a rechazarlo Puyol, para suerte de Khedira, que metió la pierna para dejar la pelota en la red. La jugada expresó la confusión del Barcelona. No daban pie con bola los azulgrana, dispersos en la medular, incapaces de tirar la línea de pase, inferiores en el cuerpo a cuerpo. El Barça era un flan ante el Madrid. No funcionaba el atrevido plan de Guardiola.
Ausente de nuevo Piqué en la zaga, ni Alves ni Tello entraban en juego como extremos ni tampoco funcionaba Thiago. A pesar de la superioridad numérica de sus centrocampistas, los barcelonistas no sorprendían al Madrid, que defendía con autoridad y solvencia, excelente en las ayudas y coberturas, prietas sus filas, amo del cotarro. Expresado su mando en el marcador, el equipo blanco se dedicó a neutralizar al Barça, muy embolicado, falto de continuidad en su fútbol, irreconocible. Redoblar su ofensiva no le había servido de nada a Guardiola.
Había que activar a Messi, muy parsimonioso, solo presente en una asistencia que no embocó Xavi. No hubo más ocasiones por parte del Barcelona, a veces hipotenso y en otras desquiciado, jamás sereno, neutralizado por el vigor físico y el trazo grueso del Madrid, excelente en la presión y en el juego sin balón, siempre amenazador con las salidas de Benzema y Cristiano. Incluso con un campo rápido por la lluvia, los azulgrana no le daban aire a la pelota, ni tocaban ni se asociaban ni combinaban, desfigurados. No intervenía Guardiola y no mejoraba el Barça mientras Mourinho contemplaba feliz su obra con el Madrid.
Messi, un espectador, fue muy parsimonioso y solo estuvo presente en un pase a Xavi
A veces da la sensación de que el Barça está convencido de que los goles llegan de forma automática cuando el método se aplica de forma laboriosa y paciente, con independencia del rival, sin mayor intervención. A falta de Villa, quizá el delantero más egoísta y necesario en las situaciones de apuro, no hay más puntos de inflexión que la agresividad de Alexis, las apariciones de Thiago o las irrupciones de Tello, protagonistas de una excelente acción que el delantero no supo embocar, perfilado ante Casillas. No perdonó, en cambio, Alexis en un doble remate después de un tiro de Adriano, que recogió un rechace de Casillas a tiro de Tello, el único que daba salida a Messi.
La respuesta del Madrid, solidario y efectivo, fue tan inmediata como admirable, propia de un equipo que se siente seguro, mejor esta vez que el Barça. Özil habilitó con un pase excelso a Cristiano y el portugués sorteó a Valdés en un regate largo después de ganar la espalda a los centrales con una carrera al espacio diabólica. El tanto fue autoritario y disuasorio. Ya no hubo más noticia en el partido: la acción valía por una Liga y así lo aceptó el Barça, desnortado después de sumar su segunda derrota seguida, superado por el Chelsea y por el Madrid. Mourinho consiguió hacer malo al Barça en su primera victoria en el Camp Nou. A fin de cuentas, el encuentro reflejó la trayectoria de la Liga: el Barça siempre ha ido a remolque del Madrid.
El alirón, a tiro el domingo 29
La victoria del Madrid acabó con la racha de 54 partidos sin perder del Barcelona en el Camp Nou, donde no triunfaba un visitante desde 2010 (Hércules). Además, permitió al conjunto de Mourinho soñar con celebrar el título de Liga ya el próximo domingo —los blancos, que reciben al Sevilla (12.00), serán campeones si vencen y los blaugrana caen en su visita al Rayo (21.30)— y retrotrajeron al grupo azulgrana a días ya olvidados bajo el mando de Pep Guardiola.
Tras caer con el Chelsea, fue la segunda derrota seguida del Barça. Con el de Santpedor al frente, el Barça solo había vivido una racha así al inicio del curso 2008 (Wisla y Numancia) y ya cuando era campeón en 2009 (Mallorca y Osasuna).
Para que se dieran todas esas estadísticas primero debió llegar un gol histórico. Khedira marcó con pillería. Fue el 108º tanto del equipo blanco en la Liga. A falta de cuatro jornadas, el equipo de Mourinho ya es oficialmente el más goleador de la historia, superando la marca de los 107 que había establecido el mismo conjunto en el curso 1989-1990. Los visitantes aumentaron su cuenta hasta los 109 a través de Cristiano, que batió su marca goleadora en un curso (54, por los 53 de la 2010-2011) y sumó 42 en la Liga, el récord.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.