_
_
_
_

Resaca en Minnesota sin Ricky Rubio

Los Wolves, sin el base español, vuelve a ser un equipo perdedor y su defensa encaja 11 puntos más de media

Robert Álvarez
Ricky Rubio se lamenta tras chocar con Kobe Bryant
Ricky Rubio se lamenta tras chocar con Kobe BryantJIM MONE (AP)

La luz se apagó para los Wolves el pasado 9 de marzo, cuando faltaban 16 segundos para el final del partido ante los Lakers y Ricky Rubio se lesionó en un encontronazo contra Kobe Bryant. En un prolijo e interesante artículo publicado en Grantland, una popular web de Estados Unidos, se llega a comparar, por supuesto metafóricamente, la conmoción y los lamentos provocados en Minnesota por la lesión del diamante de los Wolves con el estado de conmoción que produjo la muerte del legendario torero Manolete en España, en agosto de 1946.

La desmesurada hipérbole, ayuda, sin embargo, a comprender el enorme abatimiento de una afición que por fin estaba disfrutando tras muchas temporadas soportando el mal juego y las derrotas constantes, concretamente desde el curso 2005-2006, antes incluso de que Kevin Garnett abandonara el equipo para irse a los Celtics, en julio de 2007, a cambio de Al Jeffersonh, Theo Ratliff, Gerald Green, Sebastian Telfair, Ryan Gomes y dos primeras rondas del draft.

Decisiones erróneas

La franquicia no acertó en casi ninguna de sus grandes decisiones. En 2006, por ejemplo, seleccionó a Brandon Roy en la sexta posición del draft, pero lo traspasó a Portland a cambio de Randy Foye. Con entrenadores como Randy Wittman, Kevin McHale y Kurt Rambis y con Al Jefferson como máximo cañonero, los Wolves fueron de mal en peor. Incluso cuando eligieron a Ricky Rubio en el draft, los más viejos del lugar empezaron a temerse lo peor porque su incorporación se pospuso dos temporadas y porque las noticias que llegaron sobre su rendimiento en su último año en el Barcelona no eran halagüeñas.

La irrupción de Ricky en la NBA, sin embargo, fue volcánica. Su juego y su chispa recuperaron la autoestima y el entusiasmo de los seguidores, que agotaron los abonos del Target Center de Minneapolis, atraídos por la pareja formada por Kevin Love y Ricky, por los esquemas del nuevo entrenador Rick Adelman y por las buenas sensaciones que desprendía un equipo que, solo unos meses antes había sido el peor de la NBA con 17 triunfos en 82 partidos.

Todo iba sobre ruedas. Hasta entonces, hasta que aquél fatídico 9 de marzo Ricky se rompió los ligamentos en el topetazo on Kobe Bryant, la temporada del equipo de Minneapolis había sido brillante, esperanzadora, la mejor desde el final de la era de Garnett. Los Wolves habían logrado colocarse en una buena posición en vistas a lograr la clasificación para disputar los playoffs.

Adiós a la magia

La grave lesión de Ricky, que no le permitirá volver a jugar probablemente hasta octubre, se ha dejado notar, muchísimo, más incluso de lo que se podía presumir. No solo ha desaparecido la magia que aportaba el base español. Los resultados han empeorado de manera evidente. Hasta entonces, los Wolves habían ganado 21 partidos y habían perdido 20. Desde entonces, suman solo 4 victorias y 12 derrotas.

De las posiciones de playoffs -se clasifican los ocho primeros de cada Conferencia-, han descendido al 12º puesto en el Oeste (25-32), lo cual les descarta ya prácticamente de su sueño, dada la ventaja que les sacan muchos equipos y que ya que apenas quedan nueve jornadas. La defensa del equipo de los Wolves se ha resentido de manera notable. Sin Ricky, recibe una media de 11 puntos más (96 antes, 107 ahora).

La estadística también delata que, sin el base español en la cancha, los rivales de Minnesota están anotando un 22% más en contrataque, un 11% más en segundas opciones de tiro y un 4% más en tiros desde el interior de la pintura. Hay que matizar que Barea, que junto a Ridnour ocupa la posición de base y se reparte los minutos de juego de los que Ricky no puede disponer, estuvo igualmente lesionado durante varios partidos, y lo mismo le sucedió Nikola Pekovic, el pívot que le quitó la titularidad a Milicic.

Ricky, operado el 21 de marzo por el doctor Richard Steadman en su clínica de Vail (Colorado), había jugado 41 partidos, 31 como titular, con un promedio de 10,6 puntos, 4,2 rebotes, 8,2 asistencias y 2,2 robos de balón. Cuando se lesionó era el tercero en la clasificación de robos de balón y quinto en la de asistencias.

Colmo de males

Para colmo de males, se podría esperar que, a peor clasificación, más posibilidades para los Wolves de elegir mejor en el próximo draft, pero ocurre que su elección tendrán que cedérsela a los Hornets de Nueva Orleans. En Minneápolis, la afición sueña con el retorno de Ricky, el jugador con el que recuperó la ilusión de volver a meterse en los playoffs de la NBA.

La última vez que los Wolves lo consiguieron fue en la temporada 2003-2004, cuando el equipo lo dirigía Flip Saunders y contaba con Kevin Garnett, Sam Cassell, Latrell Sprewell y Wally Szcerbiak, entre otros. Eliminaron a Denver, Sacramento y solo cayeron, por 4-2, en la final de Conferencia ante los Lakers de Shaquille O'Neal y Kobe Bryant, curiosamente, el mismo jugador con el que, en una infortunada acción, topó Ricky Rubio el pasado 9 de marzo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_