Bubba, la fe del pegador
El zurdo Watson, un gran creyente, gana la chaqueta verde y su primer grande en un desempate ante Oosthuizen
Hay golpes que pasan a la historia como las marcas de los campeones. El de Seve en el hoyo 18 en el Masters de 1980, la salida del 16 de Nicklaus en 1986, el chip de anuncio de Tiger en el mismo hoyo en 2005… El albatros de Louis Oosthuizen en el hoyo dos merecía la misma etiqueta. El sudafricano embocó la bola con el segundo golpe de ese par cinco desde 231 metros. Una maravilla. Era el cuarto albatros en la historia de Augusta. Y parecía destinado a convertirse en la imagen del segundo grande de Oosthuizen. Pero esta vez la chaqueta verde se decidió por otro camino. Un desempate entre el sudafricano y el estadounidense Bubba Watson, ambos igualados a 10 bajo par el final del día, regaló la gloria al chico de casa. Curioso: Watson no quería venir este año a entrenarse pronto a Augusta porque hace dos semanas su mujer y él adoptaron un niño. Ella le obligó a viajar como siempre y prepararse para el Masters. Fue el triunfo de la fe, y Watson dio gracias a Dios por la chaqueta verde, por ese hijo que ha llegado cuando su mujer no podía tener descendencia y por ganar “el domingo en que resucitó Jesus”.
El estadounidense combina esa fe con muchas bromas en las redes sociales, como el vídeo en que aparece bailando junto a los jugadores Ricky Fowler, Hunter Mahan y Ben Crane. Y es un tipo solidario: su ropa llevaba detalles rosas de una marca deportiva para recaudar fondos para ayudar a los chicos enfermos.
Watson lloró en los hombros de su caddie y de su madre cuando en el segundo hoyo del playoff consiguió el par tras el bogey de Oosthuizen. Fue otro final taquicárdico, como acostumbra el Masters en los últimos años, con la bola rozando el hoyo por centímetros en muchas ocasiones. Hasta siete jugadores llegaron a los hoyos finales con opciones de alcanzar la cabeza. Quien más remó fue Watson, con cuatro birdies seguidos entre los hoyos 13 y 16. Hasta forzar el 15º desempate en la historia de Augusta, el cuarto desde 2003. El título va a las manos del pegador más potente del circuito estadounidense, y del tercer zurdo que gana el Masters, tras Mike Weir y Phil Mickelson. El triunfo de Watson, de 33 años, es también el símbolo de que el golf está más abierto que nunca. En los ocho últimos grandes han debutado como ganadores ocho golfistas diferentes: McDowell, Oosthuizen, Kaymer, Schwartzel, McIlroy, Clarke, Bradley y Watson. Y en los últimos 14 hay 14 vencedores distintos.
Como el de Oosthuizen, también hay golpes que pasan a la historia como la señal de los perdedores. Mickelson se hundió con un triple bogey en el hoyo cuatro. El gran favorito del público envió la bola a la maleza y, en lugar de volver al tee, invirtió dos golpes en salir malamente de la pinaza y cargó al final con un triple bogey. Ni siquiera el gran Mickelson soportó tan pesada carga para el resto de vuelta.
En los puestos nobles, 12º, acabó Sergio García, aunque el Masters deja para El Niño muchas más dudas que certezas. Como para Tiger Woods. Los 293 golpes que entregó son su peor resultado en Augusta desde su debut en 1995, como amateur. Tiger acabó en el puesto 40, el mismo que Rory McIlroy. Lo que se preveía un combate en las estrellas finalizó en los bajos fondos. También Jiménez se marchó escaldado con nueve golpes sobre par en el día. “Esperaba más de mí, me voy con el alma por los suelos”, dijo. El Pisha, eso sí, no perdió la sonrisa y, rodeado de la tropa que le acompaña en cada Masters, acabó cogiendo el micrófono de Canal + Golf y haciendo de entrevistador antes de tomarse unos vinos en compañía. Son maneras de ver la vida.
Clasificación final: 1 L. Oosthuizen (Sud) y B. Watson (EEUU), 278 golpes, 10 bajo par. Watson gana en el segundo hoyo de desempate. 3. L. Westwood (Ing), M. Kuchar (EEUU), P. Hanson (Sue) y P. Mickelson (EEUU), 280. 7. I. Poulter (Ing), 283. 12. S. García, 286. 32. L. Donald (Ing), 291. 40. T. Woods (EEUU) y R. McIlroy (Irl.N.), 293. 56. M. Á. Jiménez, 298. 61. G. Fernández-Castaño, 302.
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