A falta de medios, delanteros
El liderazgo de Messi y la actuación de Alexis redimen a los meritorios del Barça
Messi no necesitó a los centrocampistas titulares para resolver el partido de La Romareda. La ausencia en la formación del trío Xavi-Busquets-Iniesta, generadores del fútbol del Barcelona, así como del lesionado Piqué, quien asegura una buena salida del balón, provocó que el juego no tuviera continuidad y facilitara el protagonismo individual. La del sábado fue una jornada propicia para los secundarios o meritorios y también para los futbolistas capaces de solucionar los problemas del equipo por su calidad particular o porque su papel no depende necesariamente del juego colectivo.
Así, Valdés fue capital en la defensa de la portería, sobre todo cuando paró el penalti que le tiró Aranda, el octavo que rechaza el guardameta en su carrera desde el que le detuvo a Luccin en el Celta. También resultó decisivo el gol del central Puyol a la salida de un córner, una suerte recurrente cuando el juego no es fluido ni dinámico, como era el caso barcelonista en Zaragoza. Y hubo un reconocimiento unánime en el equipo al intervencionismo de Alexis, un delantero agresivo por naturaleza, a veces indetectable incluso para sus propios compañeros por su ansiedad y gran competitividad.
El chileno propició el saque de esquina que supuso el 1-1; forzó las dos tarjetas amarillas que provocaron la expulsión de Abraham; corrió medio campo para pasar a Messi en la jugada del 1-2 y Paredes le hizo el penalti que suposo el 1-3. Suplente ante el Milan, Alexis estuvo a un nivel parecido al exhibido con el Athletic.
Al margen de Busquets, que tuvo que salir a escena en la segunda parte para controlar el juego, el hilo conductor del equipo fue de nuevo Messi, quien últimamente no repara en el nombre y apellido de sus acompañantes para dejar uno o dos goles en cada partido, cuando no son tres, suficientes para garantizar el triunfo. La Pulga marcó dos tantos, un de penalti en Zaragoza, y asistió en el 1-4 a Pedro, que no marcaba un gol desde el pasado 25 enero en la Copa del Rey, cuando batió a Casillas —el tinerfeño solo lleva anotados dos goles en la Liga después del que le marcó al Valencia. La novedad en la actuación de Messi fue la manera en que tiró el penalti: fuerte, a media altura y por el centro, cuando habitualmente apuntaba al rincón izquierdo del portero y, si era menester, como con el Milan, también al derecho.
Messi, que le ha metido 11 goles en 12 partidos al Zaragoza y lleva anotados 22 en los últimos 12 encuentros, suma 60 en 50 partidos (38 en la Liga y 14 en la Champions). El delantero argentino está en disposición de batir el récord de Torpedo Gerd Muller, que contó 69 en el ejercicio 1972-1973 con el Bayern Múnich.
Los azulgrana han encadenado nueve victorias consecutivas en la Liga desde su derrota en Pamplona y acaban de batir el récord de goles en una temporada: 161 en 62 encuentros por los 158 en 54 del año 2008-2009, la primera de Guardiola. El Barcelona solo se ha quedado cuatro partidos sin marcar: contra el Sevilla, el Getafe y el Villareal en la Liga y ante el Milan en la ida de la Champions. El Getafe será precisamente el próximo rival de los barcelonistas, mañana en el Camp Nou. Guardiola no podrá contar con Cesc, sancionado por acumulación de amonestaciones, y tiene las dudas de Piqué y Alves. El lateral brasileño tuvo que ser sustituido en La Romareda por un ligero estiramiento del bíceps femoral de la pierna izquierda. Hata el momento, Montoya, procedente del filial, ha sustituido siempre con garantías a Alves. Hay que tener en cuenta, por otra parte, que Valdés está a un partido de la suspensión después que el sábado recibiera la cuarta tarjeta amarilla de la temporada.
Después de entrenarse en la ciudad deportiva, la plantilla azulgrana almorzó ayer en casa de Abidal, al que seguramente el próximo martes le será transplantado el hígado. El plantel está especialmente sensibilizado por la situación del zaguero francés, una figura clave del equipo tanto en la cancha como en el vestuario, por su capacidad para contagiar su optimismo. La alineación de Zaragoza sirvió precisamente a Guardiola para que todos los jugadores se sientan partícipes del momento exigente de la temporada. Las rotaciones se imponen por una cuestión de necesidad ante la dificultad del calendario y también para fortalecer el espíritu del grupo. El técnico prefiere una plantilla corta y bien relacionada y, en caso de necesidad, recurrir al filial a un colectivo mucho más amplio.
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