“Fue un honor jugar en el mejor equipo del mundo”
Ibrahimovic dice que están exigidos a la perfección para ganar la eliminatoria ante el Barça
Quizá porque se empapó del ambiente conflictivo en el que creció, en el polémico barrio de Rosengard (Malmö), a Zlatan Ibrahimovic no se le puede discutir, condición que ha comprendido el Milan y su técnico, Allegri, que concentran el fútbol del equipo en su persona. Pero Ibra no es de torcer el gesto, sino que actúa. Por eso se ha peleado en todos los equipos por los que ha pasado –le acusaron de chupón en Suecia, le bajaron al filial del Ajax, se encaró con la afición del Inter y de la Juve, discutió con Guardiola y criticó al vestuario azulgrana…-, por eso no es raro escucharle salidas de tono o que en las dos últimas temporadas le hayan expulsado por dar bofetadas o puñetazos a destiempo. Ahora se bate con el Barça, en la ida de los cuartos de final de la Champions en San Siro, su penúltimo equipo; se mide a unos integrantes del vestuario que acusó de colegiales, de falta de iniciativa y de poca personalidad. Nada o bien poco de todo eso se vio y se escuchó de sus palabras antes del duelo, con constantes elogios al equipo azulgrana y lejos de esa versión agresiva en la que tildaba a Guardiola de filósofo.
¿Si soy inferior a Messi y Cristiano Ronaldo? Deberían preguntárselo a otro…
Es ese punto de soberbia, en cualquier caso, el que le hace también no perder la tensión, ser uno de los mejores delanteros centros del planeta. “Nos gusta así”, señala Adriano Galliani, vicepresidente del Milan. Él mismo lo tiene claro. “¿Si soy inferior a Messi y Cristiano Ronaldo?”, se autopreguntó en la conferencia de prensa; “deberían preguntárselo a otro…”. Luego, sin embargo, pareció recular un poco. A su manera. “Messi es el mejor del mundo individualmente, pero está rodeado de futbolistas con mucha calidad”, convino.
Pero Ibrahimovic no cuajó en el Barça y, especialmente, con Leo Messi, que le desplazó del campo porque Guardiola entendió que La Pulga era más Pulga como falso delantero que de extremo. Tanto fue así que al final de esa temporada Zlatan quedó relegado al banquillo, rebasado por Bojan. Demasiado para Ibrahimovic, que exigió más minutos al empezar el curso siguiente y se encontró con la misma respuesta que ofrece Guardiola a todos menos a uno, a Messi. “No garantizo la titularidad a nadie”, repite el técnico azulgrana. “Para mí era un sueño jugar en el Barça”, concedió Ibra; “me sabe mal solo haber jugado un año porque el segundo hubiese sido mejor. Pero fue un honor jugar en el mejor equipo del mundo”. Un equipo que ahora tendrá delante. “Si alguno supiese el defecto del Barcelona ya lo habría vencido; nosotros tenemos que jugar dos partidos perfectos”, resolvió Ibra.
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