El Valencia, el menos malo

Por fin se le encontró un uso al árbitro de detrás de la portería: inventarse un sainete como el organizado por el que seguía el partido a la espalda de Diego Alves al ver una agresión de Rami a Toivonen cuando solo había habido un pequeño empujón, un forcejeo entre ambos, en el minuto 90, y ser expulsado el central francés para dar vida a un PSV decepcionante de principio a fin.

El Valencia tampoco fue un alarde de juego, sino que vivió de las rentas de la ida, sin ningún interés por el balón, aprovechando un gol de churro de Rami para defenderse lo mejor que pudo, muy cerca de Diego Alves, una garantía bajo los palos. Ni siquiera quedarse con uno menos con seis minutos de descuento apuró al conjunto de Emery, a años luz de su rival a pesar de que en el Philips Stadion tratara de disimularlo.

Jonas compensó una primera parte anodina con un par de pases muy artísticos. Al primero, a ras de suelo, no llegó Aduriz por falta de velocidad. En el segundo, con el exterior de la bota derecha, lanzó la carrera desbocada de Jordi Alba. Ante la salida de Tyton, el extremo probó una vaselina demasiado corta, desviada en el último instante por el portero. Esos dos pases valieron por toda la primera parte.

El Valencia renunció a llevar la iniciativa al sentar a Parejo en favor de Tino Costa, una apuesta más aguerrida. El cuadro de Emery prefería sorprender con algún latigazo. Un PSV algo más agresivo que en Mestalla, espoleado por la presencia de Cocu en el banquillo, quiso percutir por la derecha. Por ahí llegó el centro cabeceado con violencia por Toivonen. Un gol cantado de no haber estado Diego Alves, un felino. Nadie como él para reaccionar a disparos a bocajarro.

Un golpe de suerte acompañó al Valencia en la reanudación: el disparo mordido de Feghouli desde fuera del área lo prolongó Rami con la cabeza a gol. Poco después, la inocencia holandesa no tenía fin cuando Wijnaldum tocó un desvío de Jordi Alba en dirección al córner.

Mertens, por fin, apareció con una internada por la izquierda en la que burló a Bruno. Se animó el PSV y Toivonen amortiguó con el pecho el balón dentro del área antes de rematar a gol.

Ni con la tranquilidad de la ventaja, el Valencia supo hacer acopio del balón. Siguió sin interesarle a Emery cuando retiró a Albelda por Topal: abundaba en la supervivencia. Solo a falta de cinco minutos entró Parejo. Confirmado: ambos equipos habían declarado la guerra a la pelota.