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PRIMERA DIVISIÓN | 27ª JORNADA DE LIGA

Fiesta del Getafe

El conjunto madrileño aprovecha las dudas del Villarreal para firmar su 100º triunfo en Primera División (1-2)

Los jugadores del Getafe celebran un gol.
Los jugadores del Getafe celebran un gol.Domenech Castelló (EFE)

El Villarreal sigue en caída libre. Con algo de orden y un marcado estilo defensivo, el Getafe dejó que las dudas del conjunto castellonense se aliaran con su propuesta conservadora. Falto de lírica, al Villarreal no le da de sí la épica. Su fútbol elitista no está concebido para los menesteres mundanos de porfiar por la salvación. El Getafe hizo lo justo para agrandar la herida de un Villarreal que peligra en Primera.

No pudo comenzar con peor pie el Villarreal. A los cinco minutos, una pérdida del balón en el centro del campo derivó en un contragolpe de libro que le pilló desenfocado. Una apertura al costado derecho, un pase de Barrada al área, un control de Miku y la posterior asistencia del venezolano a Diego Castro, culminada por el exsportinguista, ponía por delante al Getafe. Una acción sencilla, natural, ponía de relieve los problemas que el Villarreal está teniendo para sellar su área. Con los mismos efectivos, el Getafe daba la impresión de que disponía de más piezas en todas las parcelas. Cuestión de orden y atención.

VILLARREAL, 1 - GETAFE, 2

Villarreal: Diego López; Ángel, Gonzalo (Marco Ruben Min. 61), Zapata, Jaume Costa; Senna, Bruno, Borja Valero; Cani, Camuñas (Castellani Min. 87), Nilmar (Joselu Min. 69).

Getafe: Moya, Valera, Cata Díaz, Alexis, Mané; Michel, Lacen; Pedro León (Casquero min. 73), Barrada (Miguel Torres min. 86), Diego Castro; Miku (Dani Güiza Min. 69).

Goles:0-1, m.6. Diego Castro 1-1, m 45. Nilmar 1-2, m. 72 Barrada.

Árbitro: Pérez Montero (Andaluz). Tarjetas amarillas para los locales Gonzalo Rodríguez, Jaume Costa y Bruno; y para los visitantes Míchel, Alexis y Cata Díaz,

18.000 espectadores en El Madrigal.

La jugada del gol resultó la consecuencia del planteamiento ideado por Luis García, al que lo mismo le da dirigir al Levante que al Getafe. Con las líneas juntas, el conjunto madrileño pretendía bloquear la salida del esférico del Villarreal esperándole en su parcela defensiva para salir rápido a la contra. El gol validaba lo razonado. Sin embargo, a Pedro León le dio por cometer la torpeza de atropellar a Jaume Costa cuando se internaba en el área azulona. Borja Valero asumió la responsabilidad del lanzamiento del penalti. Fuerte y alto, pero al centro, y a Moyá le dio por permanecer imperturbable y de pie, conteniendo la respiración y haciendo una parada de sangre fría.

Nada le salía al conjunto de Molina. Una falta botada por Marcos Senna se estrellaba en la cruceta del marco. El partido no era del equipo local, pero sí la intención ante un Getafe demasiado contemplativo, fiado a su aparente buena estrella. La confianza le jugó una mala pasada a Cata Díaz. El argentino se permitió el lujo de dejar pasar un balón sencillo de despejar y Nilmar se lo arrebató. La picardía del brasileño se completó dejándose caer al sentir el ligero contacto de su adversario cuando intentaba enmendar el entuerto. Nilmar hizo buena la pillería marcando con maestría la pena máxima en el último minuto del primer acto.

Reforzado por el empate, el Villarreal creció en intensidad y presencia ofensiva en la segunda mitad, lo que obligó a acentuar al Getafe su versión conservadora, salpimentada por Miku. El venezolano se bastaba para acongojar a El Madrigal, que vio cómo Diego López salvaba por los pelos un remate del delantero formado en el Valencia. Pero fue Barrada, en una jugada que pilló nuevamente fuera de sitio a la defensa, el que ponía en ventaja de nuevo al Getafe y le daba una victoria balsámica, la 100ª en ocho temporadas en la máxima categoría.

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