Inversiones millonarias en la suplencia
De Guzmán y Zapata, por los que el Villarreal pagó 15 millones, son secundarios para Molina
En mes y medio en El Madrigal, transcurridos siete partidos de Liga en la dirección y a pesar de la derrota de la jornada pasada ante el Mallorca (4-0), José Francisco Molina se ha ganado el respeto de todo el mundo en el Villarreal. Los jugadores comentan que el técnico les entiende, el juego del equipo se ha hecho más reconocible, los resultados han mejorado (tres victorias, dos empates y dos derrotas) y la afición ha dejado de mirar con recelo al banquillo. Nadie discute la autoridad del entrenador ni sus decisiones. Y los Roig se muestran encantados de haber ascendido a Molina del filial, a pesar de que el exportero ha puesto en evidencia la mala planificación deportiva del equipo mandando a la suplencia las adquisiciones millonarias de De Guzmán (Mallorca) y Zapata (Udinese), que costaron en conjunto 15 millones.
Molina ha devuelto al Villarreal su estilo cuyo eje capital es el centro del campo. Y en él no tiene cabida Jonathan de Guzmán (1987; Ontario, Canadá) fichado el último día de agosto por ocho millones. En los siete encuentros que Molina lleva en el mando, solo ha dado al canadiense nacionalizado holandés 45 minutos de juego, justamente en el choque ante el Atlético en el Calderón y en el que el Villarreal perdió por 3-0 realizando un encuentro desastroso. A partir de ahí, en los cinco siguientes partidos, De Guzmán ha visto la mejoría del equipo castellonense desde el banquillo. El jugador surgido de la cantera del Feyenoord está aprendiendo cómo se desenvuelve el centro del campo: Bruno, Senna, Cani y Borja Valero. “Está trabajando bien, pero hay otros que están mejor que él”, razona el técnico valenciano sobre su suplencia.
De Guzmán está trabajando bien, pero hay otros que están mejor que él Molina
De Guzmán fue la primera y única opción del Villarreal tras la venta de Cazorla al Málaga por 19 millones de euros, considerado como un futbolista con técnica suficiente, buen disparo y con gran dinamismo, lo cual suponía un plus para un equipo con tendencia a la pausa excesiva. Desde Mallorca se apuntaba que el De Guzmán se desenvolvía con soltura en la dirección del juego si contaba al lado con un centrocampista defensivo como Bruno. Ante los problemas físicos de Senna, De Guzmán empezó la temporada de organizador, pasando después a la media punta, para terminar jugando en ambas bandas.
En todas las posiciones no ha dado el nivel. Su carácter ensimismado (en los viajes apenas se mezcla con nadie), su poco dominio del idioma a pesar de llevar más de un año en España y su extremada timidez, tampoco han ayudado al internacional sub 23 holandés a adaptarse a un grupo donde predominan los españoles y suramericanos. Hasta su look, cambiando la melena por un pelo corto y sencillo, le proporciona una imagen más introvertida.
Garrido, el entrenador al inicio de la temporada, tal vez por intentar sacar rendimiento a su recomendación y la inversión del club, mantuvo el máximo que pudo a De Guzmán en el equipo en el que ha sumado 916 minutos de juego repartidos en 15 encuentros, 14 de ellos con Garrido en el banquillo. En la Liga de Campeones ante el Bayern anotó el único gol que lleva de amarillo. Garrido también conservó en el once titular a Zapata, el defensa colombiano fichado al Udinese por siete millones de euros y que tampoco cuenta con el favor de Molina. Solo lo ha utilizado en dos partidos, aunque ante el Athletic puede regresar a la titularidad debido a su gran envergadura.
El rendimiento de De Guzmán y Zapata no ha estado acorde al precio pagado por ellos. Garrido, por no hacerse un feo a él mismo y sus jefes, no se atrevió a sacarles del equipo. Los resultados negativos le sacaron a él. Para Molna, por el contrario, el bien del Villarreal cuenta más que las apariencias e inversiones.
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