La patada de Joel como arma

Históricamente el Rayo ha convertido las reducidas dimensiones de su estadio ­-100x65 metros- en un arma fundamental para derrotar contrarios. Es el campo más corto de Primera y uno de los más estrechos. Esta circunstancia hace de Vallecas una ratonera ideal para las trampas tácticas y estratégicas. No hay entrenador que durante la semana no taladre el cerebro de sus futbolistas con avisos sobre las medidas de su tapete. “Sabemos que es un campo donde el Rayo saca muchísimo provecho a sus dimensiones. Es un equipo que presiona muy arriba, que de cualquier balón aéreo, estrategia o falta lateral saca ventaja”, advirtió Pochettino un día antes de su visita del presente curso. A ese abanico de argucias que enumeró el entrenador del Espanyol, el Rayo ha sumado la patada larga de Joel, el guardameta cedido por el Atlético. “Le pega largo y plano como los metas argentinos. Su fichaje, además de para reemplazar a Dani Giménez [lesionado para un par de meses] nos ha venido bien porque teníamos problemas con la salida del balón”, analizan desde el club.

El saque largo de Joel puede ser un recurso decisivo para saltar las líneas blancas y armar contragolpes con un solo toque si Mourinho ordena la presión alta sobre la salida del balón rayista. En el partido frente al Levante, Joel intentó conectar a través de su patada con Diego Costa y con Armenteros en varias ocasiones. “El estadio del Levante pareció que se le quedaba pequeño, así que no sé si esto será una ventaja en nuestro campo”, bromea Ángel Mejías, el preparador de porteros rayista que ha vuelto a coincidir con Joel, al que ya educó en la posición durante seis años en las categorías inferiores del Atlético “Lo primero que tiene que hacer un portero es dejar su portería a cero, pero es cierto que la evolución de las reglas del juego han provocado que ahora los porteros sean más participativos en la elaboración. Pero Joel no solo puede montar un contragolpe con el pie, también puede hacerlo con la mano”.

La presencia de su expreparador en la cantera rojiblanca ha sido decisiva para que Joel se decidiera a intentar volar fuera del Atlético. Mejías cumple con Joel esos códigos de confidencialidad y complicidad que se establecen entre un portero y su preparador. A veces, esa relación es tan intensa que no se sabe a quién le duelen más los goles encajados, si al que los encaja o al que le prepara para no recibirlos: “Joel necesitaba salir del Atlético, es más, es una decisión que se tenía que haber tomado hace un año. No es bueno que dos porteros de la misma edad y de similar calidad", dice en referencia a De Gea, estén en un mismo club, porque las puertas que se le abren a uno se le cierran al otro”. Cuando De Gea se hizo con la titularidad, en Majadahonda muchos técnicos opinaban que Joel era mejor, que estaba más pulido técnicamente, pero que el ahora portero del Manchester United estaba más preparado mentalmente para la alta competición. “Ahora ya sabe que jugará si está bien, lo que necesita es creérselo y no ser tan buena persona en el campo. Gritar, grita, pero te tiene que oír hasta la grada. Tiene que imprimir más fuerza y carácter en todo lo que hace. Como decía Luis Aragonés el rival tiene que sentir sus soplidos en el cogote, que sepa a quién tiene enfrente”.

Joel se presentó en el Rayo con apenas 10 partidos disputados en dos temporadas y media. Una escasa actividad que no ha pasado por alto para Mejías: “Se le ha notado que le faltaba ubicación en el área y dominar más el área y el juego aéreo, porque no es lo mismo el centro de los entrenamientos que el de los partidos, pero sus condiciones innatas están haciendo que le cueste menos recuperar esas sensaciones que a otros”.