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El penalti, alivio del Racing

El conjunto cántabro derrota a Osasuna (0-2) con dos goles de Stuani desde los once metros

En medio de un juego deshilachado, sin ningún remiendo que sostuviera la falta de solidez en las puntadas, se levantó el Racing por medio de dos tirones en forma de penalti que le bastaron para recoger un premio mayúsculo dada la situación del conjunto cántabro. Ni tejió mejor, ni cuadró un lazo perfecto, ni siquiera utilizó algún arabesco aislado que adornase el premio. Le bastó sobreponerse a un Osasuna desdibujado, incapaz de dar una puntada con hilo y sin pulso para hilvanar alguna ocasión desesperada que rompiera la monotonía.

El mismo planteamiento esquemático por parte de los dos equipos, 4-5-1, provocó que la única manera de superar la aglomeración del centro del campo pasase no por imponerse a base de intercambiar las posiciones continuamente, sino por evitar directamente el problema. Nekounam y Timor optaron por actuar de cara hacia los balones que les venían de frente. Consecuencia: al primer problema en la circulación, descarga rápida hacia delante.

OSASUNA, 0 - RACING, 2

Osasuna: Andrés Fernández; Damiá, Flaño, Sergio (Raúl García, m. 73), Satrústegui; Annunziata (Cejudo, m. 45), Nekounam, Timor; Ibrahima, Nino (Lekic, m. 65) y Lamah. No utilizados: Riesgo, Calleja, Lolo y Marc Bertrán.

Racing: Toño; Álvaro, Torrejón, Bernardo, Cisma; Munitis, Diop (Jairo, m. 89), Colsa (Tziolis, m. 76), Adrián; Acosta y Stuani (Christian, m. 90). No utilizados: Mario, Edu Bedia, Kennedy y Luque.

Goles: 0-1. M. 38. Stuani de penalti. 0-2. M. 70. Stuani de penalti.

Árbitro: Clos Gómez amonestó a Damiá, Nekounam, Timor, Raúl García, Lamah, Stuani y Munitis.

Estadio: Reyno de Navarra unos 16.500 espectadores.

Del otro lado Colsa y Diop descargaban siempre en busca de la picardía de Acosta, un incordio para la defensa navarra, necesario además para revolver la contagiosa apatía del Racing, y de la anarquía de Stuani.

El delantero uruguayo, rebelde a la fuerza dada la falta de compañía de la que dispone en la delantera, le robó la cartera ya en el primer minuto a Sergio, que con una mala cesión de cabeza metió en un lío a Andrés Fernández. Era el primer síntoma de que las fuerzas se las guardaba el Racing para las zonas calientes.

Metros atrás, el balón rebotaba como si las piernas que trataban de domarlo estuvieran imantadas con el mismo polo. Ni rojillos ni verdes parecían entenderla, no había en el campo ningún jugador capaz de mantener su confianza más de medio segundo. Con Raúl García en el banquillo, a Osasuna le faltaba tacto y personalidad. A falta de alguna carantoña el juego se volvía salvaje, convirtiendo la aproximación a base de desplazamiento largo como el único mecanismo para recorrer el terreno. Una situación que provoca peligro inmediato en el momento en el que el balón se adentra en el área.

Un centro de Acosta se cruzó con la mano de Damiá, pegada al pecho, y el árbitro pitó penalti en una decisión muy polémica. Stuani, entonado desde el principio, transformaba el lanzamiento, adelantaba al Racing y reforzaba el planteamiento del partido. A Osasuna le costó darse cuenta de que la única manera de acercarse al rival no era a base de un juego en largo sino a base de mover las fichas. Lo intentó en la segunda mitad, pero cuando parecía recuperar el brío de nuevo Damiá derribaba a Acosta dentro del área. Segundo penalti y segundo gol de Stuani. Ya con Raúl García sobre el campo, Osasuna achuchaba pero con un aire tardío, incapaz de marear a un Racing ya agazapado y que defendió ordenado su territorio.

En un partido monocolor se impuso el verde al rojo, dos penaltis y dos goles. Una combinación que oxigena al Racing y deshincha a Osasuna.

Los jugadores del Racing celebran un gol.
Los jugadores del Racing celebran un gol.ANDER GILLENEA (AFP)
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