Ferrari y el factor Hamashima

Por más indicios que pudieran haber detectado a lo largo de las primeras carreras de la pasada temporada, la evidencia irrefutable que confirmó a los técnicos de Ferrari la incompatibilidad entre los neumáticos Pirelli y el 150º Italia se produjo en el Gran Premio de España, en Montmeló. Allí, delante de su hinchada, Fernando Alonso lideró la carrera durante las 20 primeras vueltas y finalmente terminó el quinto, doblado por los cuatro primeros. Sus tiempos por vuelta se desplomaron dramáticamente cuando los mecánicos le incorporaron a su bólido los compuestos más duros: casi tres segundos respecto sus rivales, de modo que un descalabro de tal calibre no podía darse sin consecuencias. Pocos días después, la marca de Maranello informó del adiós de Aldo Costa como director técnico, a la vez que de la promoción de Pat Fry, que tomó las riendas en Mónaco, la siguiente cita.

Aquel episodio fue el más sangrante del curso en ese sentido, aunque los técnicos de la estructura italiana nunca llegaron a conseguir que los monoplazas rojos consiguieran exprimir los neumáticos de la misma forma que la competencia, un lastre que afectó tanto a Alonso como a su compañero, Felipe Massa, pero que fue especialmente nocivo para el brasileño, que posee un estilo de conducción menos agresivo que el del español. Esa característica aún agravaba más las carencias de un coche concebido para mimar los neumáticos, que los domingos se defendía a duras penas y que los sábados, durante las cronometradas, se desmoronaba.

Con la lección aprendida, Ferrari ha tomado cartas en el asunto y acaba de incorporar al japonés Hiroide Hamashima, exdirector del departamento de desarrollo de neumáticos de competición de Bridgestone, suministrador único del campeonato hasta la temporada pasada, para que aporte la experiencia que ha acumulado en los últimos 35 años, y contribuya en lo que pueda en el diseño de un prototipo que se presentará el próximo día 3 de febrero, en Maranello, y que Massa probará en Jerez, el siete y el ocho, antes de dejarlo en manos de Alonso, que lo hará el nueve y el diez. Tanto el nipón como el contingente de ingenieros aerodinámicos llegados de McLaren en los últimos meses deberán ponerse de acuerdo y complementarse.

"La incorporación de Hamashima se ha producido con el fin de reforzar nuestro conocimiento en un área tan importante que el año pasado nos hizo sufrir tanto como son los neumáticos. Sus conocimientos anteriores nos ayudará porque son muchos", defendía esta semana Stefano Domenicali, director de la Scuderia, desde la concentración que anualmente se celebra en la estación de esquí de Madonna Di Campiglio. "Todos los fichajes son bienvenidos. Por su experiencia anterior y porque el equipo se refuerza. Además, se trata de un especialista de un área que el año pasado no supimos maximizar", consideraba Alonso.

No obstante, el más esperanzado con la llegada del japonés es Massa, consciente como es el brasileño de la situación límite en que se encuentra, si quiere seguir luciendo en el pecho el símbolo de Il cavallino rampante. "Tengo un estilo de pilotaje menos agresivo que el de Fernando, sobre todo en referencia a las gomas delanteras y especialmente durante las primeras vueltas. Sin embargo, el problema era del coche y lo sufríamos los dos. Los Ferrari son, tradicionalmente, coches que cuidan mucho los neumáticos, y esa cualidad, en este caso, aún complicó más las cosas", confirmaba el brasileño. "Hamashima es un grandísimo ingeniero que tiene muchos conocimientos de neumáticos. Seguro que podrá ayudarme un poco, pero a mí y a todos", rogaba el paulista. Para él, esta es la última oportunidad de demostrar que aún queda algo de aquel corredor que en ocasiones se mostró tan rápido como Michael Schumacher, el mismo que rozó el título con las yemas de los dedos hace apenas cuatro años.