Ricky Rubio: "Me obsesioné, pero el parón me ha ayudado"
El base español explica que su entrenador, Rick Adelman, les da una libertad en el juego que beneficia su estilo
Cuando concluyó su primer partido en la NBA, un amistoso entre su equipo, los Wolves de Minnesota y Milwaukee Bucks, Ricky Rubio alzó los brazos para celebrar la victoria. Fue una pequeña victoria en un duelo preparatorio, pero tenía motivos sobrados para expresar su felicidad. Pasó con nota alta la efervescencia que había generado su llegada a los Wolves. Sumó 6 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias en 24 minutos y, sobre todo, dirigió con acierto a su equipo y ejecutó algunas acciones muy espectaculares. Un día después, una vez asimilado ese primer contacto con la NBA, Ricky relató, en una rueda de prensa telefónica, sus primeras andanzas y reflexiones tras haber cambiado la camiseta del Barcelona Regal por la de Minnesota y, entremedias, haber ganado el Eurobasket con la selección española, durante unos últimos meses en los que perdió la fiabilidad de su tiro.
"No. No es que el año pasado tuviera un colapso en mi juego. Me faltó un poco de confianza en mí mismo. Este parón me ha ayudado a recapacitar. Me he entrenado en solitario. Cuando las cosas van mal, tienes que hacer un sobreesfuerzo y no obsesionarte en ello. Y hubo un momento en que me obsesioné. El parón me ha ayudado a ponerme nuevos objetivos", explicó el base.
Su estreno, los Wolves ganaron a Milwaukee (117-96), ha reforzado su moral: "Me sentí muy cómodo. Las sensaciones son muy buenas, por el trato de la gente, por todo. Estuve muy a gusto, me lo pasé muy bien. Estoy deseando que empiece la temporada". Eso sucederá para su equipo el día 26, cuando los Wolves se enfrenten a Oklahoma Thunder, el equipo de Kevin Durant y Serge Ibaka.
El entrenador de Minnesota es Ricky Adelaman, extécnico de Houston Rockets. "Me gusta el sistema que utilizamos. Involucra a todos y el base es quien debe decidir. Además, no es un entrenador que esté muy encima de los jugadores. Nos deja un poco libres, y eso me ayuda a poder desarrollar mi juego", comentó Ricky. En el primer partido, Adelman utilizó bastantes minutos a los tres bases que tiene en la plantilla, el español, Ridnour y Barea, y durante muchos minutos hizo que uno de ellos actuara en la posición de escolta. "Sí", concede el jugador catalán; "le gusta mucho con dos bases. Casi todo el tiempo que estuve en la cancha jugué junto a Barea. Y me sentí muy cómodo. Lo ha intentado y creo que puede salir bien y podemos ayudar al equipo a tener un mayor control del juego, aunque como todos los estilos, también tiene sus cosas en contra".
Ricky elogia a sus compañeros y competidores por el puesto. Sobre Ridnour, cuenta: "Es un jugador que posee mucho talento y muy buen tiro, sobre todo tiro tras bote y de tres. Y sabe también controlar el ritmo de juego y tiene experiencia. Eso me puede ayudar, porque puedo aprender de él. Para quienes no le conozcan, sus características de juego serían similares a las de Raúl López: Posee un talento parecido y tal vez físicamente no sean muy buenos, pero tienen una cabeza que hace que lo físico no sea tan importante". Respecto a Barea, explica: "Acaba de ganar el anillo con Dallas. Tiene mucha experiencia, me ha ayudado y me va ayudar mucho más". Ese auxilio puede incluir las pequeñas lagunas que puedan presentársele a nivel idiomático puesto que Barea, portorriqueño, habla perfectamente el español y el inglés.
Otro de los aspectos que Ricky considera que pueden beneficiarle es la diferencia entre el estilo de juego europeo y el de la NBA. "Aquí se juega más a campo abierto y los contactos se castigan más. Eso favorece la anotación. No se puede ser tan agresivo, sobre todo con el jugador que tiene el balón, no se puede meter tanto las manos. Eso ayuda a un base a llevar el juego".
Las expectativas en Minnesota son elevadas. Ricky pide mesura, sin rebajar el optimismo. "Podemos hacer cosas muy importantes para esta franquicia, después de unos años malos. Se nota la expectación, no solo por mí, sino por el equipo, por jugadores como Derrick Williams (número dos del último draft). Los aficionados están esperando que demos un paso al frente, que hagamos una gran temporada. Hay un poco de presión, pero no sólo en mí sino en todos los jugadores. Todo el mundo habla ya de expectativas y no tenemos que ponernos una presión extra pensando en premios individuales. Ya tenemos suficiente con pensar en ganar".
Ricky, cuya jornada habitual transcurre en el pabellón de los Wolves desde la 10 de la mañana hasta las siete de la tarde, no ha acusado el rigor del tiempo en Minnesota. La temperatura ronda estos días los cero grados. Allí, en esta época del año, no es excesivo el frío. "Mi familia ha venido a pasar las navidades y a principios de enero me quedaré solo. Es una nueva experiencia. Por el momento no he visitado demasiados sitios. He acudido a un gran centro comercial y he comprado lo necesario para mi nuevo apartamento", relató.
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