El Levante es todo corazón

Todo el Levante apiñado en torno a Iborra, el jugador que esta semana sufrió la terrible desgracia del fallecimiento de su hija recién nacida. Todo el Levante abrazado una vez más tras una victoria épica, conquistada a golpe de corazón y de fuerza. La fuerza ancestral de los indomables y repudiados futbolistas granota, como Koné, descartado por el Sevilla, encumbrado a la categoría de héroe por la hinchada levantinista, tal es la cantidad de respuestas que le ofrece al conjunto de JIM: cabalgadas inacabables, juego de espaldas a portería, remates varios. O Juanfran: no solo se atreve a parar mano a mano, cuerpo a cuerpo, a Jesús Navas, sino que se marca una galopada imparable en el minuto 94. Todo eso, más la suerte de quienes la buscan, convierten al Levante en un equipo poderoso en su estadio, capaz de tumbar a rivales de muchos más recursos, tal es el caso del Sevilla, sorprendido por un error de Negredo en tareas defensivas y por las paradas de Munúa cuando habían logrado romper la ley de Ballesteros.

La potencia de Negredo es una ventaja y un inconveniente. La primera es saber que cualquier pelotazo largo, aunque esté rodeado de tres defensores, la va a convertir en una ocasión de gol: protege, choca, cambia de dirección y encuentra el hueco para disparar. ¿La desventaja? El Sevilla lo fía casi todo al delantero vallecano, explorando poco otras variantes. A pesar de disponer de dos notables extremos: Jesús Navas y Manu del Moral, secados ambos por dos huesos, Juanfran y Javi Venta. La campaña del zaguero asturiano está siendo espectacular: se faja con Manu y le mantiene la carrera, pero le sobra energía para salir al ataque a la mínima ocasión.

El Sevilla hizo notar la presencia de un trivote (Trochowsky, Medel y Rakitic) con una mayor posesión del esférico, pero eso tampoco supuso una clara superioridad. Limada por un Farinós finísimo tanto en el corte como en el envío largo, siempre profundo, a la búsqueda de la cabalgada de Koné. Esta vez no lo tuvo nada fácil el punta costamarfileño. Lo esposaron dos centrales, Spahic y Fazio, muy expeditivos sobre todo en el juego aéreo.

El Levante sufrió más de lo acostumbrado en su estadio a la hora de desplegarse, sin que ni Valdo ni Juanlu enlazaran con un Barkero vigilado por Medel. Marcelino se había empollado la manera de cortar las contras granota. La templanza de Munúa sirvió para desviar con el pecho un disparo a bocajarro de Trochowsky tras un pase atrás de Negredo. La jugada la había abierto Del Moral con un trallazo desde fuera del área repelido por el meta uruguayo.

Mucho más decidido tras la reanudación el Sevilla, se llevó un revés inesperado del conjunto granota, experto en sufrir y reaccionar. Esta vez en jugada de estrategia. Al córner desde la izquierda de Barkero acudió a rematarlo un pelotón de jugadores granota. Pero solo un único destinatario: Ballesteros. El capitán sacó partido del bloqueo de sus compañeros para alejarse al segundo palo, desde donde cabeceó a la portería. En la línea de gol, Negredo ejerció de portero, pero después no supo qué hacer con el balón. La indecisión la aprovechó Nano para encimar al delantero y convertir su despeje desesperado en gol.

Abierto el encuentro, Koné le ganó por fin una carrera a Fazio, cuyo empujón dentro del área fue considerado insuficiente por el árbitro. Marcelino recurrió a la pausa de Kanouté y Campaña. Con las líneas más distendidas, el Levante estaba a sus anchas, afilando su contragolpe, con la incorporación de Iborra. Kanouté le dio mucho más temple al ataque sevillista y Spahic cabeceó fuera cuando parecía imposible. Sí, la fortuna también la tiene el Levante de su parte. De parte de quienes ponen el alma en el empeño.

Levante 1 - Sevilla 0