El niño McIlroy se ha hecho mayor

Solo suma cuatro títulos profesionales, solo tiene 22 años, pero el norirlandés Rory McIlroy es ya una estrella del golf. El chico tiene el carisma y el aura de los genios. Es ya un icono reconocible, un candidato a llevarse cualquier torneo, grande incluido, en el que participe. Caído Álvaro Quirós en una jornada para olvidar, McIlroy se ha alzado hoy con la corona en el Abierto de Hong Kong (y 341.000 euros), apenas el cuarto galardón de una carrera que da sus primeros pasos: ganó el Clásico de Dubai en 2009, el Campeonato Quail Hollow en 2010, y el Abierto de Estados Unidos, su primer major, y este torneo asiático en 2011.

En Hong Kong se ha impuesto la ley del más fuerte. Y este no ha sido Álvaro Quirós, el mejor pegador, sino McIlroy, el talento puro. El gaditano mandó cerca de un árbol su primer drive y entonces el cielo se le oscureció. En los primeros nueve hoyos sufrió un hundimiento total: un doble bogey, tres bogeys y un solo birdie. Un colapso. Adiós a la posibilidad de apuntarse su segundo trofeo del año, el sexto de su carrera. Quirós acabó séptimo, a cinco golpes de un McIlroy sideral con cinco birdies y una preciosa tarjeta de 65 golpes. El norirlandés, número dos del mundo, puede acabar el año como el mejor del circuito europeo si la próxima semana, en el broche del curso en la Carrera a Dubai, acaba entre los dos primeros y por delante de Luke Donald, el inglés que pretende ser el número uno en ganancias a las dos orillas del Atlántico. Será una batalla de titanes entre el regular y práctico Donald y el talentoso McIlroy.

El año de Rory será recordado como el de su explosión definitiva. Se quedó a un palmo de vestirse de verde en el Masters de Augusta, hundido sorprendentemente en la última jornada, pero donde muchos vieron un duro golpe para la moral y confianza de un chico tan joven, McIlroy vio una lección maestra para su carrera. El niño aprendió y en el Abierto de Estados Unidos conquistó su primer grande con una demostración de poderío y solvencia que no se recordaba desde el hegemónico dominio de Tiger Woods. Ahora es el gran gancho de un deporte que se ha quedado algo desangelado por el bajón del Tigre.

"He querido ganar en Hong Kong desde 2008", ha dicho McIlroy, que ha sido segundo, segundo, sexto y primero en las últimas cuatro ediciones del torneo. "Significa mucho saber que tenía que salir ahí fuera y jugar bien para mantenerme vivo en la Carrera a Dubai y mantener el segundo lugar en la clasificación mundial. Jugar este tipo de golf es muy gratificante. Siempre volveré a los torneos que amo y Hong Kong es uno de ellos".

Recuperó el mando McIlroy en Asia y lo perdió Tiger Woods en Estados Unidos. El Tigre ha cedido el liderato del Chevron World Challengue, que dominaba con tres golpes de ventaja después de la segunda jornada, ante su compatriota Zach Johnson. Es el segundo torneo consecutivo en el que Woods tenía el liderato después de 36 hoyos, pero el californiano, anfitrión en el torneo, deberá de nuevo remar si quiere celebrar una victoria que se le resiste desde hace 26 torneos, desde el Masters de Australia de 2009.