Borja, goleador en el barro

El césped del Arcángel de Córdoba se asemejaba este sábado más a un patatal que a una alfombra en la que jugar al fútbol. No paró de llover a mares durante las dos horas que duró el choque que enfrentó al equipo blanquiverde con el Alcorcón (3-1) y las áreas pequeñas, especialmente, se llenaron de barro. El balón se deslizaba a duras penas por el suelo y, cada vez que golpeaba las redes de las porterías, saltaban chorros de agua hacia todas partes. A Borja García (Madrid; 1990), interior derecho del Córdoba, todo eso le dio igual. Estaba en un estadio que es talismán para él y la lluvia no consiguió romper el encanto. Marcó dos tantos claves para la victoria que le convierten en el máximo goleador de su equipo, con cinco dianas, y el Córdoba suma ya 25 puntos, a solo uno de los puestos de ascenso directo. Él ya ha marcado más tantos que en la anterior temporada, su primera como profesional, cuando logró tres con el Rayo.

Cuatro de los cinco goles que lleva este curso los ha marcado en El Arcángel, pero sus buenas sensaciones en ese estadio comenzaron ya la temporada pasada, cuando logró un doblete frente al Córdoba vistiendo la camiseta del Rayo. El partido terminó 2-3 y fue crucial en aquella victoria. Luego, sin embargo, solo consiguió marcar una vez más en toda la campaña. Su presencia en el once del Rayo era cada vez más esporádica y el entrenador del equipo de Vallecas, José Ramón Sandoval, le aconsejó buscarse otro destino para este curso. En Córdoba encontró su acomodo, a pesar de que ha tenido que irse a vivir solo, lejos de la familia. "Echas de menos a tu gente...pero todo futbolista sabe que tiene que convivir con esto tarde o temprano. Esto es pasajero y seguro que, poco a poco, me iré acoplando más", reconocía en septiembre. A su adaptación le ha ayudado el hecho de haber escrito una línea en la historia de la entidad blanquiverde: ante el Xerez marcó el gol número 1.000 del club en El Arcángel y lo celebró poniéndose un típico sombrero cordobés. No es para menos. Ha marcado seis de sus ocho goles como profesional en ese estadio.

Muy diferente es la situación que atraviesa, precisamente, el Xerez. El equipo que dirige Juan Merino, en la cuerda floja, roza los puestos de descenso y este sábado, ante Las Palmas (0-0), continuó con su racha sin ganar, que dura ya ocho partidos. El capitán del equipo, el portero Chema (Orihuela, Alicante; 1980), atraviesa, además, un momento delicado. El guardameta, titular indiscutible la pasada campaña, comenzó el curso como dueño de la portería andaluza, pero tras el tercer partido, frente al Alcoyano, se lesionó en los isquiotibiales. Tuvo que estar de baja 30 días, suficiente para que el hasta entonces suplente, Toni Doblas, se hiciera con el puesto. Cuando regresó, frente al Girona, tuvo que adaptarse a ver el fútbol desde el banquillo.

Todo cambió la semana pasada, frente al Numancia, cuando Merino dio una nueva oportunidad a Chema. "El equipo venía de recibir una serie de goles en casa y cuando hay una situación de negatividad uno intenta cambiar. Cuando Chema salió del equipo fue por una lesión y el momento que atravesaba era impresionante. Decidí cambiar a Doblas por Chema, a pesar de que los dos habían estado bastante bien. No le doy más importancia", argumentó el técnico. Este sábado, frente a Las Palmas, Chema volvió a situarse bajo los palos. Salvó a su equipo de goles que parecían seguros y estaba siendo uno de los futbolistas más destacados de su equipo. Su suerte, sin embargo, volvió a traicionarle cuando apenas quedaban 10 minutos para el final. Chocó con Quiroga, aguantó un rato sobre el césped y, finalmente, tuvo que rendirse y pedir el cambio. Doblas le sustituyó. La historia se repete.

Otros resultados: Valladolid, 2-Villarreal B, 1. Alcoyano, 2-Recreativo, 1. Girona, 1-Sabadell, 1. Murcia, 0-Barcelona B, 2. Celta, 0-Hércules, 1. Numancia, 1-Huesca, 1.

Córdoba 3 - Alcorcón 1