Al Obradoiro no le alcanza con Corbacho
Fuenlabrada hace valer en Santiago los 25 puntos de Penney, su alero anotador
Vayamos, antes de nada, al final del partido. A cuando quedaba minuto y medio, Fuenlabrada ganaba por cuatro puntos (76-80) y todos -el entrenador de Obradoiro, Moncho Fernández, sus compañeros en el parqué y el banquillo, la grada, los rivales, árbitros, fotógrafos y mesa de anotación- miraron a Corbacho. El estilete mallorquín había acertado con tres triples imposibles. El último -hacía nada- acortaba la distancia a tres puntos a favor de Fuenlabrada (74-77) y sirvió para despertar a la parroquia local. De medio lado, desde más de siete metros Corbacho prendió la caldera y Sar volvió a rugir como antaño. Penney respondió con otro parecido, desde el lateral, casi sin equilibrio, también de más allá de 6,75. Palacio anotó de dos y ese intercambio rápido de canastas acabó en el ataque siguiente cuando los madrileños dilapidaron su posesión.
OBRADOIRO, 77 - FUENLABRADA, 85
Obradoiro: Andrés Rodríguez (4), Deron Washington (7), Ebi Ere (0), Levon Kendall (19), Stephane Lasme (10) -quinteto titular-, Bernard Hopkins (2), Javier Bulfoni (5), Milt Palacio (13), Oriol Junyent (4), Richard Nguema (0) y Alberto Corbacho (13).
Fuenlabrada: Quim Colom (6), Ferrán Laviña (7), Lubos Barton (0), Leo Mainoldi (17), Gustavo Ayón (12) -quinteto titular-, Saer Sene (6), Kirk Penney (25), Javier Vega (4), Adrián Laso (0), Jon Cortaberría (6) y Sergio Sánchez (2).
Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Carlos Sánchez Montserrat y Miguel Ángel Pérez Niz. Sin eliminados.
5.100 espectadores en el pabellón multiusos Fontes do Sar.
Como tantas otras veces, el partido se había disparatado. Faltaban 90 segundos para el final, el pabellón entero buscó a Corbacho. El alero empezó esa especie de juego de la silla por la línea de fondo hasta encontrar medio hueco para tirar pero el balón esta vez se quedó corto. Lo agarró Kendall muy cerca del aro, pero el pivot se dio la vuelta y volvió a buscar al mismo. Tampoco entró la segunda de Corbacho. Ni a la tercera cuando lo intentó Washington al ver que todas las camisetas naranjas corrían tras el 33 de Obradoiro. Ahí se murió el encuentro, por muchas faltas tácticas que cometieron luego los locales hasta permitir a Fuenlabrada maquillar sus cuentas.
Ese epílogo estrepitoso sirve como metáfora de lo que ofrece el equipo de Santiago estas últimas semanas: un cinco sin demasiado juego, ávido de rachas desde la línea de tres, que se aferra a los sistemas de LEB, visto que los tres fichajes (sobre todo Ere y Palacios) no acaban de aportar gran cosa. Como en Vitoria, el base -ex de Caja Laboral- ni siquiera salió ayer de inicio, se mostró irregular, moroso en defensa, aunque al final logró adecentar sus guarismos y acaparó 13 puntos. De Ere, el alero anotador llegado de Italia, sigue sin haber noticias. Contra Fuenlabrada se borró sin sumar un solo punto en los 12 minutos que penó por la cancha. Lasme va justo de centímetros para jugar de cinco pero al menos siempre garantiza pelea. Colocó tres tapones y 10 puntos en su casillero y por una vez acabó el partido sin cinco faltas.
A la espera de que los artistas invitados interpreten su papel, los secundarios pelean como pueden. Un día sobresale el capitán, Bulfoni, al otro, Junyent, Washington... y ahora, Kendall, el más aseado, con 19 puntos y 11 rebotes, aunque a ratos naufragase ante Ayón, que le comió las papas en dos alley hoops. El partido deja otra máxima: si Obradoiro defiende, es capaz de competir. Ayer se dejó ir en el tercer acto y encajó 27 puntos. Incomprensiblemente llegó vivo al final. Pero con Corbacho no le alcanza a los santiagueses para sobrevivir en la liga Endesa. Obradoiro acumula cuatro derrotas consecutivas y el domingo visita en Badalona al Joventut, también colista de la categoría.
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