A Trapattoni no le quita el fútbol ni su mujer
El técnico italiano, de 72 años y a un paso de clasificarse con Irlanda para la Eurocopa, no atiende a los consejos de su esposa para dejar el banquillo.- Hiddink, de 65, sufre un duro revés con Turquía ante Croacia (0-3)
Dos de los ocho entrenadores que ayer guiaban las selecciones de la repesca para la próxima Eurocopa tenían más de 60 años. Uno era el holandés Guus Hiddink, de 65. El otro, el italiano Giovanni Trapattoni, de 72. Y su suerte fue dispar. El primero naufragó en Estambul con su Turquía ante Croacia (0-3) y será difícil verle en Polonia y Ucrania. El segundo triunfó con Irlanda en su compromiso ante Estonia (0-4) y con toda probabilidad volverá el próximo junio a una competición internacional con una selección, ocho años después de su última experiencia, la Eurocopa de 2004 en Portugal, donde no pasó de la fase de grupos con Italia.
"No soy Dios, no hablo inglés muy bien, ni siquiera hablo el italiano muy bien, y cometo muchos errores", afirmó pletórico Trap, apodo con el que es conocido en Italia, frente a una prensa irlandesa rendida ante el técnico, a un paso de devolver a Irlanda al máximo escenario continental 24 años después (Alemania 1988); "sin embargo, después de 30 años en el banquillo, creo que algo entiendo". Se refería a la decisión de alinear -por primera vez desde el primer minuto- a Jon Walters, delantero del Stoke City, que devolvió la confianza al técnico con una actuación mayúscula y el segundo gol del encuentro.
Trapattoni, con Irlanda, ya había rozado la gloria en la repesca para el Mundial de Sudáfrica, cuando, ante Francia, solo un gol propiciado por una doble mano de Henry en la prórroga le impidió jugarse el pase en la tanda de penaltis. Ayer, quiso rebajar el entusiasmo despertado en el ambiente irlandés y lo hizo con una de sus peculiares metáforas: "El gato está en el saco, pero el saco no está cerrado. Está allí atrapado, pero el saco está abierto y se trata de un gato salvaje".
En junio, Trap ya habrá cumplido 73 años y será, con creces, el entrenador más viejo del certamen continental -Fabio Capello, el segundo más veterano, cumplirá por aquellos días 66-. "Mi mujer me pregunta a menudo '¿Cuándo lo dejas?' y yo le contesto: 'Pronto'. Intenta sacarme del fútbol, pero sin mucho éxito", dijo el seleccionador de Irlanda cuando superó los 70. En su carrera ganó todo lo que se podía ganar con los clubes: 10 Ligas -siete en Italia (seis con el Juventus y una con el Inter) y las otras en Alemania (Bayern), Portugal (Benfica) y Austria (Salzburgo)-, cuatro Copas y siete títulos internacionales, entre los que destaca la Copa de Europa con el Juventus (1985) en la trágica noche del Heysel, cuando murieron 39 aficionados. Con Italia no cosechó éxitos de igual envergadura. Antes de la Eurocopa de Portugal, participó en el Mundial de 2002 y cayó en octavos ante la anfitriona Corea del Sur. Trap, representante paradigmático de la escuela italiana, extremadanamente cuidadoso de la parcela defensiva de sus equipos, fue víctima por un lado de un arbitraje escandaloso -un precio que pagaría también España en la ronda siguiente- y por el otro de las estrategias elaboradas por el entonces entrenador de Corea: Guus Hiddink.
Como su colega italiano, el holandés ganó mucho con los clubes -seis Ligas, cinco Copas y una Copa de Europa con el PSV (1988), una Intercontinental con el Madrid y una FA Cup con el Chelsea-, pero también se llevó satisfacciones considerables en sus experiencias con los cuadros nacionales. En los Mundiales, alcanzó dos veces consecutivas las semifinales, con Holanda en 1998 y con Corea del Sur en 2002. En Alemania 2006, con otro equipo modesto, Australia, pasó la primera fase. Aunque esa vez, no pudo con Italia, futura campeona, en los octavos. También alcanzó los cuartos de final de una Eurocopa con Holanda (1996) y las semifinales con Rusia (2008), cuando se rindió a la España de Luis Aragonés, que levantaría el trofeo pocos días después.
Ahora, con Turquía, a Hiddink las cosas no le salieron tan bien y, a menos de un improbable descalabro croata en el partido de vuelta, esta eliminación puede significar el final de la aventura del holandés en tierras otomanas. "Croacia nos dio una bofetada en la cara y se fue, la actuación de la selección fue cómica", escribe en un periódico turco el exinternacional Sergen Yalçin; "la era Hiddink llega a su fin. Ya se sabía, estaba allí solo para pasar el tiempo". Las duras palabras del exfutbolista reflejan las ásperas críticas sufridas durante los últimos meses por el entrenador holandés, que no consiguió desarrollar en Turquía su juego airoso y profundo que siempre le caracterizó, sea con el 3-4-3 que experimentó con Australia y Corea del Sur o con el 4-3-3 que utilizó en sus últimas experiencias con Chelsea y Rusia.
A Turquía le tocó, en la fase de grupos, Alemania, que fue una auténtica apisonadora (30 puntos de 30), pero los apuros que pasó la selección para llegar a la repesca, obtenida solo en la última jornada con una mísera victoria (1-0) ante Azerbaiyán, aumentaron los murmullos contra el mago holandés. Sus declaraciones de ayer eran las de un técnico resignado: "Ya estaba todo decidido en el minuto dos -cuando Croacia marcó el primer gol- porque ellos son un equipo muy experto, con jugadores que se desempeñan en las mejores Ligas de Europa". Tampoco dejó resquicios para la esperanza. "Está casi todo decidido. Quizá probaremos nuevos futbolistas y ellos jugarán por su honor", zanjó.
En Polonia y Ucrania habrá, con toda probabilidad, solo uno de los dos veteranos que ayer se acomodaron en los banquillos entre jóvenes como el portugués Paulo Bento (42), el croata Bilic (43) y el checo Bílek (46), y todo apunta a que será el septuagenario Giovanni Trapattoni. Su mujer tendrá que esperar un rato más.
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