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Stoner, pura cabezonería

El australiano suma su décima victoria del año en el último suspiro arriesgando todo o nada por el triunfo

La última carrera del año finalizó de manera tan esperpéntica casi como había empezado. Un accidente múltiple borró de la prueba a cuatro pilotos de golpe y porrazo, nunca mejor dicho, cuando Bautista -previo roce con Dovizioso- hizo un strike al final de recta, justo antes de tomar la primera curva, y se llevó por delante a Rossi, Hayden y De Puniet; cuando parecía que la única lucha interesante era la que se lidiaba por el segundo escalón del podio, Casey Stoner, amo y señor de MotoGP, más si falta en la pista Jorge Lorenzo, volvió al mundo de los plebeyos, cometió una serie de errores, sufrió las inclemencias del tiempo y aquel chaparrón con que le despidió el curso en Cheste; y cuando todos aplaudían el triunfo inesperado de Ben Spies, una Yamaha plantando guerra entre tanta Honda poderosa, apareció el australiano como un obús para cruzar la meta antes que el estadounidense, aunque solo fuera por 15 milésimas.

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Era difícil entender qué le había ocurrido a Stoner, pero era tan complicado explicar por qué había perdido más de seis segundos en un puñado de curvas a falta solo de seis giros para el final, como por qué seguía perdiendo ventaja respecto de sus rivales. Y pasó de largarse a más de diez segundos del resto y rodar en otro planeta, como si se disputaran dos carreras diferentes, a, en un par de pestañeos, tener pegado a su colín a Ben Spies y Andrea Dovizioso, que habían estado protagonizando junto a Dani Pedrosa una preciosa batalla de la que al final se descolgó el español, que aflojó con la aparición de las primeras gotas de lluvia.

Y si algo costaba de explicar era también cómo fue posible que se le escapara el triunfo a Spies, pues llegó a la última vuelta con más de siete décimas de ventaja con el campeón del mundo. Pero este tenía ganas de demostrar por qué ha ganado el título, por qué ha sido capaz de sumar 10 victorias, 12 pole position; tenía ganas de un último reto. "He pensado que aquella era la última vuelta del año para nosotros, así que he pensado que era el momento de asumir los riesgos que fueran necesarios. Lo siento por Ben", dijo él, con el tejano a su derecha, con cara de panoli todavía.

Stoner, tras aquel error que no se vio por televisión a falta de seis vueltas, se había calmado al comprobar que el circuito, mojado, no estaba para demasiadas hazañas, y menos cuando ya no quedaba nada en juego. Pero un ataque de ambición le golpeó con fuerza en aquellas últimas curvas. Estaba rodando más lento que Spies en aquellas últimas vueltas, fue adelantado por aquel a falta de tres para el final, hasta que en el último suspiro recortó unos metros por pura cabezonería después de firmar el último parcial siete décimas más rápido. Una barbaridad. Llegados a aquel punto era todo o nada. Y fue todo.

El Mundial se despide así de un año en el que las Honda brillaron con luz propia, en el que pocos pusieron en apuros a Stoner, en el que Lorenzo se las vio y se las deseó para no bajarse del podio más que en cinco ocasiones -hasta que abandonó por lesión- con una Yamaha que ya no era la mejor moto de la parrilla; en el que Pedrosa y Dovizioso lidiaron una deliciosa batalla por el tercer puesto de la general (que se lleva el italiano) y por el status en el equipo oficial de Honda (pelea que ganó el español; Dovizioso será piloto de Yamaha Tech3 en 2012); en el que desapareció un piloto carismático, atrevido, talentoso y, lo más importante, diferente, que no dejó indiferente a nadie como Simoncelli; en el que Valentino Rossi firmó su peor temporada a lomos de una Ducati con la que sigue sin entenderse tras una temporada entera; en el que se baja de la moto un tipo como Loris Capirossi, tras 22 años en el Mundial y el récord de precocidad al ganar el título de 125cc con 17 años; y en el que nombres como Bautista o Barberá (que correrá con el equipo Pramac Ducati el año próximo) se afianzan en la categoría reina. La temporada 2012 empieza este lunes, con los primeros entrenamientos de Moto3 y las Moto2 del próximo curso; el martes será el turno de MotoGP y las CRT, que revolucionarán en los próximos años el futuro del campeonato. El espectáculo debe continuar.

Stoner celebra el triunfo
Stoner celebra el triunfoJUAN CARLOS CÁRDENAS (EFE)

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