"Nadie pide cubatas a estas horas"
En los aledaños del Bernabéu algunos celebran que el partido sea tan pronto y otros se quejan por facturar menos
En la parada del metro del Santiago Bernabéu el termómetro marcaba 11º grados. Eran las 10.30. "Esta mañana había bastante menos", dice Raúl detrás de su tenderete de bufandas y camisetas. Como todos sus compañeros de puestos, se ha pegado un madrugón importante. "Normalmente hay que estar aquí ocho horas antes del partido. Hoy he llegado a las 7.30 y a las cuatro de la tarde me iré a casa. Trabajo unas cuatro horas menos y además tengo todo el día para estar con mis hijos. Me he levantado a las seis, sí. Pero prefiero eso a los partidos de las 10 de la noche. Ese sí que es un horario insufrible", añade.
Manuel, a su lado, dice que le gusta el fútbol mañanero porque se ve otro tipo de público. "Hay muchos más niños". Pese a ello, los puestos que venden pipas y chuches están prácticamente vacíos. No así los bares. El Bar Brios está a reventar dentro y fuera. La caña no deja de ser la caña ni a las 10.30 de la mañana. "Para tomar cerveza cualquier hora del día es buena", dice Juan, botellín en la mano, que ha venido de Badajoz en coche. "Me he levantado a las cinco. Este horario es perfecto porque me da tiempo luego para volver al pueblo y no tenemos que hacer noche aquí".
Marisol y Amparo también se han levantado sobre esa hora. "Hay que estar aquí unas 4-5 horas antes del partido para que tengamos tiempo de aparcar y montar el puesto", cuenta Amparo. Vende pipas y chuches. "Esto está vacío ahora. Ya haremos balance luego, pero a mí esta hora no me viene nada bien porque cuando más vendemos es entre las cinco y las siete de la tarde", se queja.
En los aledaños del estadio hay el mismo número de policías que cualquier otro día de partido. Pero el ambiente es mucho más tranquilo. "La faena es que nadie a esta hora pide cubatas... solo cafés y bollos", cuenta Eegli camarero de California, una de las cafeterías que está situada en el centro comercial de la esquina del Bernabéu. Eso sí, a las dos de la tarde, cuando la gente salga del estadio, ya será la hora del aperitivo.
Los encargados de seguridad del estadio también han madrugado ya que tienen que estar dos horas y media antes del partido. "Pero claro, tienes toda la tarde libre para estar con los niños", dice una de ellas. "El horario perfecto es a las seis de la tarde", asegura su compañero Fernando. Ninguno de ellos, al menos, ha tenido que desayunar pasta a las nueve de la mañana como los jugadores de Madrid y Osasuna.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.