Cristiano, para lo bueno y lo menos bueno
El portugués tira del Madrid en Lyon (0-2) con un gol cuando su equipo era brillante y otro cuando bajó el pistón
Subraya este curso Mourinho que el Madrid "es más equipo". No le falta razón. Lo es, y no solo porque en nómina pueda contar con el recuperado Kaká, un Higuaín con el alta médica o un suplente para Marcelo, caso de Coentrão, competente como lateral en la reserva, no como ilustrado en el eje. Más allá de la mayor abundancia, el Madrid es más equipo porque ha cambiado el andamiaje. Quizá lo uno sea consecuencia de lo otro. Hoy es un conjunto al que le gusta ser protagonista. Al menos mientras tiene oxígeno, hasta que no le vence el cansancio o modula el esfuerzo en función del pulso del rival. Hasta entonces, le gusta el mando. Ganador de todos los últimos primeros tiempos, le falta aún dar carrete a su dominio. Si en Anoeta, como ante el Málaga o el Villarreal, aflojó en el segundo tiempo, lo mismo le ocurrió en Gerland. Y, a diferencia de lo ocurrido en La Rosaleda o ante los castellonenses, tanto en San Sebastián como en Lyon, la distensión llegó con el resultado abierto. En el mejor momento de su equipo, apareció CR; y cuando se desabrochó tras el intervalo, también. En ambas ocasiones, con la pelota detenida, por falta y por penalti. Dos tantos para engordar un registro deslumbrante: el portugués lleva 100 goles (el árbitro no le dio el de la temporada anterior en Anoeta) en 103 partidos. Imponente, propio de un elegido.
LYON, 0; REAL MADRID, 2
OLYMPIQUE LYON: Hugo Lloris; Reveillere, Lovren (Koné, min. 37), Cris, Dabo; Gonalons, Kallstrom; Gourcuff; Ederson (Belfodil, min. 84), Gomis (Lacazette, min. 75), Briand.
REAL MADRID: Casillas; Lass, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao (Albiol, min. 64); Khedira, Xabi Alonso; Di Maria (Callejón, min. 83), Özil, Cristiano Ronaldo; Benzema (Higuaín, min. 71).
GOLES: 0-1, min. 23: Cristiano Ronaldo. 0-2, min. 69: Cristiano Ronaldo (de penalti).
ÁRBITRO: Nicola Rizzoli (ITA). Amonestó a Cris (min. 8), a Kallstrom (min. 57) por parte del Olympique Lyon; y a Khedira (min. 50), a Lass (min. 59), a Albiol (min. 75), a Higuaín (min. 77) por parte del Real Madrid.
ESTADIO: Gerland.
La nueva estructura del Madrid se evidenció otra vez en Lyon, donde hasta el descanso se desplegó con una autoridad extraordinaria, sin más concesiones que cuando le entra la morriña del contragolpe. Entonces, el equipo se hace oceánico y si no cierra las jugadas queda expuesto. Solo así hizo ruido el Lyon en el primer capítulo, cuando Casillas tuvo algo de tajo en un par de remates de Gourcuff.
Antes de que el Madrid rompiera filas y perdiera galones, el partido fue un monocultivo madridista, con el rectorado de Alonso, la mejor fragancia de Özil, la exuberancia de Cristiano -cuyo último do de pecho es dar asistencias con la clavícula- y el estilismo de Benzema, que recorrió todas las calles de Gerland, fuera de órbita para sus adversarios. Fue el francés el primero en medir a Lloris, muy ágil en un mano a mano con su paisano. El asalto de Benzema, como en casi todos los que disputó el Madrid en el primer tiempo, tuvo un intermedio en Özil. Extraviado desde la ida de la Supercopa, su último partido completo, el alemán necesita opositar en cada encuentro. La sustancial mejora del Madrid respecto a la temporada anterior eleva los niveles de exigencia y a Özil no se le discute el talento, sino su frecuencia. En Lyon, en el segundo escalón del equipo, mejoró siempre todo lo bueno que recibió de Xabi Alonso, que fue mucho. Así fue a los 24 minutos, cuando conectó de espaldas con Benzema en la periferia del área de Lloris. El delantero madridista fue cazado y Cristiano cazó a Lloris con una falta directa. El proyectil de CR hizo diana por el palo que protegía el portero.
Con Özil al frente, ingenioso para el último pase y templado para desenredar las jugadas sin hilo, el Madrid generó media docena de jugadas propicias para el gol. Por Lloris o falta de precisión, el Lyon llegó vivo al descanso. Ahí se destempló el Madrid, que, como el pasado sábado, regresó sin la firmeza previa, más descosido, lo que propició, para alivio del Lyon, un duelo de ida y vuelta, más propio del primer Madrid de Mourinho. Aparentemente está en camino, pero al equipo le falta el partido total. La maratoniana sesión de encuentros de este mes no le beneficia en ese sentido.
El Lyon, que nada tiene que ver con sus versiones de los últimos años, no aprovechó la rebaja visitante. De ello se encargaron como nadie un inmenso Casillas, a quien remataron más que nunca esta temporada (18 veces) y Sergio Ramos, definitivamente doctorado con todos los honores como central. Por físico e intuición, corrige por piernas y sabiduría. Es su puesto natural, está en su ADN. Parece haberlo entendido Mourinho, que sin Arbeloa mantuvo al andaluz al frente de la zaga y desplazó a Lass al costado derecho. Retirado Coentrão, Albiol fue lateral donde estaba Lass y este se fue a la orilla izquierda. A Ramos, ni tocarle.
De Cristiano a Ramos, al Madrid le bastó medio choque para espantar por primera vez la maldición de Gerland. La mejor forma de festejar el centenario de Cristiano. La mejor forma de avanzar a octavos en su cruzada europea -es el único equipo de la Champions que no ha recibido un gol- y reforzar su nuevo ideario, ese que le distingue de medio tiempo en medio tiempo.
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