Bruno alivia las penurias del Villarreal
El primer gol en Primera del canterano abre la victoria del conjunto castellonense, en el que caen lesionados Cani y Marco Ruben, ante un flojo Rayo
Tal vez resultó casual por lo inhabitual. Quizá resultó un guiño al destino. El caso es que Bruno Soriano, futbolista de la gran cantera del Villarreal, de la que Juan Carlos Garrido ha sido una pieza importante, marcó un gol crucial para la continuidad del técnico cuestionado por el déficit de resultados. Bruno le echó una mano al entrenador que patrocinó su consagración como profesional. Fue con el primero de los dos goles que sirvieron al conjunto castellonense para derrotar al Rayo y aliviar las penurias de una temporada que arranca saturada de dificultades.
Tras 128 partidos en Primera, Bruno anotó su primer gol en la máxima categoría. El centrocampista de Artana se quitó un peso de encima que provocaba las burlas del vestuario, especialmente de Rossi, el gran ausente, y abrió un partido que cerró Borja Valero ante un inoperante Rayo. El encuentro quedó marcado por las lesiones de Marco Ruben, Senna y Cani. Este último se marchó del terreno de juego con molestias en la rodilla derecha. Los médicos avisaron que puede tratarse de un problema grave, a falta de las precisiones que se puedan hacer tras los exámenes del domingo. Si la pérdida de Rossi supuso la baja del jugador más resolutivo del equipo, con Cani caería el jugador más creativo de la plantilla. Los infortunios amenazan con agravar la crisis deportiva del Villarreal.
VILLARREAL, 2; RAYO VALLECANO, 0
Villarreal: Diego López; Zapata, Gonzalo, Musacchio, Catalá; Senna (Mario, m. 48), Bruno; Borja Valero, De Guzmán, Cani (Camuñas, m. 23); y Marco Ruben (Hernán Pérez, m. 48). No utilizados: César; Ángel, Wakaso y Gerard Bordás.
Rayo Vallecano. Cobeño; Tito (Dani Pacheco, m 67), Arribas, Jordi Figueras, Casado; Movilla (Trashorras, m. 58), Javi Fuego; Lass, Michu, Piti; y Tamudo (Koke, m. 31). No utilizados: Dani Giménez; Labaka, Rafa García, Susaeta.
Goles: 1-0. M. 20. Bruno.
2-0. M. 66. Borja Valero.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó a Sandoval (m. 75), técnico del Rayo. Amonestó a Jordi, Arribas, Piti, Javi Fuego, Michu y Catalá.
Unos 10.000 espectadores en El Madrigal.
La vida sin Rossi se le hará difícil de llevar al Villarreal. Sin el talento del internacional italiano, toda la responsabilidad del gol recaía en Marco Ruben, el único delantero disponible para Garrido, a la espera de que se recupere a Nilmar de la lesión de menisco, dentro de un mes. Pero el argentino también cayó lesionado al principio del segundo tiempo contra el Rayo, con lo que el Villarreal, un equipo concebido para el ataque, se queda sin delanteros. Más problemas para un grupo que ha entrado en una dinámica negativa y al que todo se le tuerce. Lo mejor que le queda es su centro del campo, aunque, de momento, sin Senna, sustituido al poco de iniciarse la segunda mitad por molestias musculares. Borja Valero y Cani se repartieron y permutaron su posición en las bandas, liberando a De Guzmán en la mediapunta, el lugar donde al parecer se siente más productivo el jugador canadiense nacionalizado italiano.
Con menos púrpura y acuciado por la necesidad, el Villarreal entendió que debía ser más solidario en el esfuerzo e intenso en sus acciones. La lectura del partido de Sandoval, benefició, de salida, a los propósitos amarillos. El Rayo se replegó intentando que nada sucediera, que el paso de los minutos se convertiría en su aliado, que si el Villarreal no se encontraba cómodo, llegarían los nervios y el reproche de la grada. El empate inicial beneficiaba a los vallecanos más pendientes de cubrirse que de atacar a un rival tocado y con dudas. El juego pues, discurría en una parte del terreno de juego. A falta de brillantez, del Villarreal era la intención, que llevaba más peligro por la frecuencia de sus ataques que por su ortodoxa elaboración. En una falta lateral botada al corazón del área, apareció Bruno para meter el cuerpo y enviar el esférico a la red.
El Rayo, ya sin Tamudo, que se retiró lesionado por problemas en la rodilla derecha, dio un paso adelante. Nada de lo que había planteado le valía. En ello se encontró el Villarreal con más espacios y nuevos registros para consolidar el resultado. Lo pudo hallar en un contragolpe en el que De Guzmán se inventó un penalti más aparente que real. Cobeño adivinó la trayectoria de la pena máxima lanzada por Marcos Senna.
Retirados el medio y Marco Ruben, al Villarreal solo le quedaban fuerzas para defender el resultado ante un Rayo con carencias ofensivas. En ello apareció Borja Valero, que se inventó de la nada un gol que alivia a Garrido y a un Villarreal que ha caído en desgracia.
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