Cesc: "No soy un santo, pero no soy racista"

Un día después de recuperar la titularidad frente al Granada, el centrocampista Cesc Fàbregas ha comparecido ante los medios después de una semana muy agitada para él, protagonista el pasado sábado tras protagonizar un altercado con el sevillista Kanouté que concluyó con el barcelonista por los suelos y el malí en el vestuario, expulsado, tras agredirle. El de Arenys de Mar sido rotundo: "No soy ningún santo, al igual que no lo son los 22 futbolistas que está sobre el césped, pero no soy racista". Pese a que selló la paz de forma pública con el africano, Cesc ha reiterado que en ningún momento le profirió insultos racistas, a la vez que ha expresado su malestar por la difusión de la noticia. "Me prometió que eso no ha salido de su boca", ha señalado el 4, que ha también ha reconocido que telefoneó a Kanouté.

El medio azulgrana ha apelado a su comportamiento en Inglaterra para zanjar cualquier incógnita. "Allí era solo fútbol y fútbol. Estas cosas no existe allí", ha argumentado el catalán, sin tener en cuenta los casos recientes de Luis Suárez y John Terry, investigados ambos por la Federación inglesa por presuntos insultos racistas. No encuentra el jugador, no obstante, fundamento alguno a las acusaciones. "A quien se inventó lo de los insultos racistas le salió bien la jugada, porque ha aparecido en todo el mundo. Hoy día, cualquiera se inventa algo en Twitter y se convierte en trending topic", ha lamentado.

Cerrado el episodio, el futbolista se ha referido a su regreso a los terrenos de juego, ayer, en el estadio de Los Cármenes, después de superar un contratiempo físico que le alejó tres semanas de los terrenos de juego. "Me veía tan bien en este inicio de temporada, que iba a tope, y en un entrenamiento antes de jugar contra el Sporting me tiré a por una volea demasiado alta creyéndome que era Neeskens y me rompí", ha explicado.

Para concluir, Fàbregas ha aprovechado su intervención ante los periodistas para defender a Leo Messi: "Tiene mi edad y no voy a ver nunca más a nadie como él en la historia del fútbol. Juega un partido cada tres días, y cada tres días mete goles. Hablamos de un jugador superlativo".