Ensayos de rugby para la integración
Los miembros del Alcobendas se sientan en una silla de ruedas para jugar con el primer equipo español de rugby de afectados por lesiones medulares
El rugby se juega sobre ruedas, en una pista de baloncesto y con un balón de voleibol. No es un capricho ni una locura, es la versión del deporte de caballeros que han hecho los jugadores del equipo de la Fundación del Lesionado Medular, un grupo de afectados por esta enfermedad que han decidido demostrar que el rugby sobre ruedas puede tener calado en nuestro país. Esta mañana se han enfrentado a los corpulentos miembros del Sanitas Alcobendas Rugby, pero con una ventaja para ellos: los jugadores de la División de Honor también se han subido a la silla de ruedas para estar en igualdad de condiciones.
El equipo sobre silla de ruedas es el primero registrado como tal en España, a pesar de que el rugby está registrado como deporte paralímpico desde los Juegos de Atlanta en 1996. Emocionados y preparados para la batalla, esta mañana han abierto las sesiones prácticas de la II Semana del deporte inclusivo que organizan la Fundación Sanitas, el Consejo Superior de Deportes y el Centro de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI) de la Universidad Politécnica de Madrid. "El rugby ha tenido mucho éxito porque es una actividad en equipo. Hay gente con una afectación importante por la enfermedad que no les permite jugar al baloncesto porque no tiene fuerza en las extremidades", explica uno de los responsables del CEDI, Javier Pérez, que aclara que "según el reglamento no es rugby, pero es el rugby que ellos pueden hacer".
Comienza el partido, que consta de cuatro tiempos de ocho minutos, y las sillas empiezan a correr. Los jugadores del Alcobendas están mezclados con los del equipo de la fundación, de forma que hay dos jugadores profesionales y dos amateurs. Las normas son peculiares: no hace falta echar el balón para atrás como en el rugby, se permite el choque entre sillas pero no el contacto físico de los jugadores y no se puede tener el balón 10 segundos sin pasarlo. "Es una mezcla entre baloncesto, rugby y los coches de choque", explica Jorge Benavente, uno de los jugadores de la fundación, entre risas. Jorge había probado antes en el baloncesto, pero no era su deporte. Un día le propusieron el rugby y se echó las manos a la cabeza, pero como se define como "un culo inquieto", se lanzó. Ahora es uno de los mejores del equipo. "Aquí son más populares otro tipo de deportes, pero el rugby es un deporte muy bueno para las lesiones de tetraplejia", explica mientras se desajusta las correas que le sujetan las piernas a la silla.
El partido avanza y algunos de los jugadores del Alcobendas, que es la primera vez que se suben a una silla de ruedas, se caen de boca, se pasan al coger velocidad y casi se llevan por delante el banquillo. El marcador va arriba y abajo, los puntos no quedan claros porque las normas tampoco lo están, pero no importa: los gritos de ánimo y las risas predominan en el pabellón. Juan Anaya es uno de los jugadores del Alcobendas que han venido a pasar un buen rato. Él tiene ventaja: cuando estuvo de Erasmus en Francia ya jugó al baloncesto en silla. "Los deportes en silla de ruedas son los más complicados, pero el rugby ha sido el que más", explica este joven de 25 años que asegura que es un deporte en alza y que invita al equipo de la fundación a que lo llamen "cuando quieran". "Nosotros estamos acostumbrados a correr como locos de un lado a otro, pero la silla limita mucho los movimientos", explica Juan. "Es muy sencillo dar pases, pero también caer al suelo. Las reglas son muy fáciles, pero jugar, no", explica el jugador.
La idea de esta semana es llevar al ámbito educativo este tipo de deportes para que los niños que tengan alguna minusvalía no se sientan excluidos. "Hay que equilibrar. En baloncesto se hace que los niños tengan que pasar la pelota al que va en silla de ruedas antes de tirar. O si hay una persona con discapacidad, se pone a uno menos en el otro equipo", explica Yolanda Erburu, directora de la Fundación Sanitas. El año pasado durante esta semana se practicó hockey, tenis, baloncesto, fútbol y ciclismo.
El partido acaba con empate a nueve. Los equipos se van a casa con la sensación de haber pasado un buen rato y de haber vivido una experiencia "increíble". Luego les toca al fútbol con los veteranos del Real Madrid y a los aficionados del básket. "Por ahora no tenemos rival... pero porque no hay más", explica Jorge, que ya piensa en una liga regional de rugby en silla de ruedas y con hacer el próximo ensayo.
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