Márquez, victoria a victoria
El piloto español recorta otros cinco puntos a Bradl, segundo, y cuestiona el dominio del alemán
Sus triunfos no son solo los de un excelente talento que quiere demostrar de lo que es capaz en una categoría nueva con una moto de mayor cilindrada y ante pilotos con más experiencia y más años. Sus triunfos, que ya son muchos, seis -y cinco en las últimas seis carreras-, son los del piloto que quiere arrasar con todo, los del deportista que quiere su premio a final del curso. Marc Márquez cometió algunos errores al principio del año y fue víctima de algún que otro atropello, pero está enmendándolos a golpe de victoria, como ya hizo la temporada pasada, cuando terminó ganando el título de 125cc con una remontada tan espectacular como ya lo parece esta. En Misano volvió a ganar. Claro que volvió a tener bien cerca al alemán Stefan Bradl, otro hombre racional y delicado al manillar, que fue segundo, y que solo concedió cinco puntos al español. Si bien, el chico de Cervera (Lleida), el novato, el adolescente simpático y despierto, tiene a mano el título y ataca el campeonato y el dominio de Bradl paso a paso, victoria a victoria. Hoy ya solo está a 23 puntos de aquel, menos de los que da un primer puesto en carrera, y ya lleva dos más que el alemán, que suma cuatro triunfos.
La salida deparó dos sustos, uno a cada uno de los aspirantes a alzarse con la gloria el próximo noviembre, de modo que perdieron la cabeza de aquella serpiente en que ayer se convirtió la parrilla de Moto2. Aprovecharon el despiste hombres como Andrea Iannone y Scott Redding, que fueron turnándose para liderar un grupo de cuatro que pronto terminó recogiendo a otros pilotos como Smith, De Angelis o Takahashi, mera comparsa de los que tenían opciones reales a subirse al podio. Se descolgaba el inglés cuando tanto Márquez como Bradl despertaron de su letargo y la pelea ya solo fue entre estos dos y el irregular italiano, menos constante que sus colegas, menos fino en las trazadas, tanto que desbarataba los planes de uno y otro en una curva a la izquierda de la que siempre salía muy abierto.
A 12 vueltas, tras un tuya mía entre Iannone y Redding, Márquez adelantó en dos curvas enlazadas primero al italiano y luego al inglés. Poco después reapareció Bradl, que llegó a liderar el grupo a nueve giros para el final; pero dos vueltas después cometió un error, víctima de un adelantamiento de Iannone, ese que se hace llamar Crazy Joe, el de las carreras locas, el de la trazada imposible. Y ahí le volvió a pillar el español, en aquella curva que le traía de cabeza al italiano. A cinco vueltas para el final, Márquez ya no dio opción. Tras él, separados siempre por escasas una o dos décimas, sus perseguidores, que sabían que ya solo aspiraban al podio. Batió sus brazos y sacudió sus piernas en una celebración improvisada y sin sentido, tal era la alegría de Márquez, que se las sabe todas: quiso marcharse, pero aquel error en las primeras curvas le obligó a aguantar junto al resto de pilotos, consciente de que podría abrir una pequeña brecha en cuanto se lo propusiera. Y así fue. Ante la decepción del líder: "Lo di todo. No pude hacer más que ser segundo. Enhorabuena a Marc, que ha hecho una gran carrera", aclaró Bradl, que siempre dice que no teme al español, porque ya sabe de lo que es capaz, pero que sonríe cada fin de semana un poco menos que el anterior.
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