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LIGA | SEVILLA, 2 - MÁLAGA, 1

Negredo destroza al Málaga

Dos goles del delantero internacional dan el triunfo al Sevilla, mejorado en defensa

La expectativa creada por el Málaga después de un verano de inversiones millonarias fue devorada por un Sevilla tocado en su orgullo después de la eliminación europea ante el Hannover. El conjunto adiestrado por Marcelino mejoró mucho en defensa, juntó más sus líneas y se mostró con un carácter competitivo que desnudó la carencias que todavía tiene el proyecto de Manuel Pellegrini. El Málaga necesita tiempo para ensamblarse mientras le toca sufrir a jugadores como Negredo. El delantero madrileño está en un gran momento de forma y, ayudado por los continuos desmarques de Manu, encontró la fórmula de castigar una y otra vez a la desajustada defensa del Málaga. Anotó dos goles, remató en innumerables ocasiones sobre la meta de Caballero, y, en definitiva, fue un auténtico incordio para el rival. Con plomo en las piernas y a un ritmo de veteranos, al Málaga le queda mucho trabajo por delante para ser competitivo, por más que el golazo de Cazorla, en su único disparo a puerta, le diera mínimas opciones de empatar el encuentro en el tramo final del partido.

SEVILLA, 2 - MÁLAGA, 1

Sevilla: Javi Varas; Cáceres, Spahic, Escudé, Fernando Navarro (Coke, m.46); Jesús Navas, Medel, Trochowski, Perotti (Armenteros, m.65); Del Moral (Campaña, m.74) y Negredo.

Málaga: Caballero; Jesús Gámez, Demichelis, Mathijsen, Eliseu (Monreal, m.73); Joaquín, Apoño (Maresca, m.46), Toulalan, Cazorla; Rondón (Sebastián Fernández, m.46) y Van Nistelrooy.

Goles: 1-0, M.02: Negredo. 2-0, M.26: Negredo. 2-1, M.81: Cazorla.

Árbitro: Carlos Delgado Ferreiro (Comité Vasco). Amonestó a Van Nistelrooy, Negredo, Medel y

Cáceres.

40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

No hay nada más efectivo para espolear el carácter de un equipo que jugar un partido después de un resultado negativo. La eliminación ante el Hannover en la previa de la Liga Europa, que tuvo además como consecuencia la lesión de Kanouté, picó a Marcelino, que comprobó por primera vez los efectos de entrenar a un equipo importante, y a los jugadores del Sevilla. Para empezar, el técnico asturiano colocó a Varas en la portería, su guardameta más en forma, y blindó la defensa con la inclusión de Cáceres y Spahic. El resultado fue un equipo más compacto, temeroso Marcelino del indiscutible potencial del Málaga. El equipo de Pellegrini mostró desde el principio su apego por el fútbol moderno, de buen toque, con interiores como Cazorla moviéndose con absoluta libertad, pero se encontró muy pronto con un golpe inesperado, que le desbarató de forma importante sus planes.

En apenas un suspiro, un centro endiablado de Jesús Navas cogió por sorpresa a la defensa del Málaga. Negredo, en posición dudosa, remató de forma inapelable a los dos minutos. El gol asustó al Málaga, que en quince minutos vio cómo el Sevilla, por mediación sobre todo de Negredo, le puso en apuros.

El Málaga, mandón en la posesión de balón, despertó con las incursiones de Joaquín y el temple de Cazorla, pero acusa todavía desajustes defensivos en sus centrales y una mayor implicación en el juego de sus delanteros. Igual Pellegrini erró al colocar en punta a dos jugadores tan parecidos como Van Nistelrooy y Rondón. Ninguno de los dos acertó a jugar como segundo delantero, lo que facilitó las acciones defensivas del Sevilla. Una acción sorda, de continuos desmarques, que sí realizó Manu del Moral en su equipo. De los movimientos de este futbolista se benefició, y mucho, su compañero Negredo. Navas y Perotti, además, supieron buscar zonas más alejadas de la banda y echar una mano, sobre todo en defensa.

Un arranque del propio Perotti, mucho más vivo que en la eliminatoria europea, dejó un balón en bandeja a Negredo al bordel del área. El madrileño, en un momento espectacular, golpeó con precisión con su pierna izquierda. Al mismo tiempo que el Málaga tocaba y tocaba, el Sevilla lo destrozaba con contundencia gracias a la solvencia de Negredo y el trabajo de un grupo de jugadores que recuperó la autoestima.

Pellegrini reaccionó dando entrada a Seba y Maresca, aunque el único peligro en el Málaga respondía a las acciones de Joaquín, incansable en la banda derecha y con ganas de reivindicarse en un estadio donde no es demasiado querido. Demasiado lento y previsible, el Málaga no ponía jamás en peligro al Sevilla, cómodo incluso para lanzar contragolpes con mucho peligro. Ahí es donde se siente cómodo el conjunto de Marcelino, que desbordó una y otra vez al fundido equipo de Pellegrini. Solo Cazorla, en un excepcional lanzamiento de falta, hizo un gol de bandera para dar emoción a los minutos finales del partido. El Sevilla, muy cascado después del esfuerzo del pasado jueves ante el Hannover, supo capear el temporal para lograr su primera victoria liguera.

Navas abraza a Negredo después del primer gol del delantero.
Navas abraza a Negredo después del primer gol del delantero.EFE
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