La primera huelga desde 1984

Todo apunta a que no habrá fútbol ni en Primera ni en Segunda División esta semana. La estéril reunión que esta mañana han mantenido los jugadores y la Liga y la fijación de su próxima cita para el viernes parecen certificar que la huelga se acabará celebrando. De ser así, sería la primera con éxito desde 1984 y la cuarta de la historia.

La primera se produjo en 1979, poco más de un año después del nacimiento del sindicato de futbolistas (AFE). Los jugadores, que lograron que no se disputara la 23ª jornada, reclamaban derechos que hoy se les dan por descontados: protestaban contra el derecho de retención, que permitía a los clubes mantenerles en sus equipos a cambio de mínimas mejoras de sueldos, pedían cotizar a la Seguridad Social y también que se acabara con el límite de edad para jugar en Tercera División (23 años).

En la segunda ocasión, como sucede ahora, la huelga se planteó al comienzo de la Liga. Fue en septiembre de 1981 y los jugadores lograron que no se jugara la primera jornada. Sin embargo, en la segunda la convocatoria perdió fuerza y los equipos emplearon a varios jugadores juveniles. Finalmente, el sindicato desconvocó la propuesta al lograr el pago de las deudas y el fin de la obligación de alinear a un jugador sub20.

La siguiente, apenas se quedó en intentona. El 11 de abril de 1982 la AFE anunció una nueva huelga, pero ante el escaso seguimiento por parte de los propios jugadores decidió disolverla al día siguiente. Mejor suerte tuvo la última que se ha celebrado, en septiembre de 1984. La jornada del día 9 tuvo que disputarse con juveniles y la de la semana siguiente se suspendió después de que la Magistratura prohibiera la alineación de estos.

Desde entonces, todas las convocatorias de la AFE han terminado levantándose. Así sucedió con la huelga que se planteó por la masiva llegada de jugadores extranjeros a la Liga en la temporada 1997/98, debido a la Ley Bosman, y con la convocatoria que el sindicato oficializó en abril de 2010, con la demanda de resolver los problemas económicos en el llamado Gran Pacto por el fútbol. Sin embargo, la última amenaza de parón no vino de los futbolistas, sino de los propios equipos, que el pasado marzo estuvieron a punto de detener la Liga para impedir la emisión obligatoria de partidos en abierto.