El capitán entra en la historia
Juan Carlos Navarro se coloca entre los 10 jugadores con más partidos con España
Durante la preparación del Europeo de Lituania, Juan Carlos Navarro (Sant Feliu de Llobregat; 1980) ha entrado en la selecta lista de los 10 jugadores que más partidos han disputado con España. Ante Francia igualó a Alberto Herreros y el sábado, contra la que será anfitriona del campeonato, le superó, quedándose en propiedad la novena plaza (173 encuentros, nadie en activo ha jugado más que él). Esta noche, el duelo ante Bulgaria (21.30; La Sexta) le servirá al capitán para igualar a Romay y seguir acrecentando su leyenda.
"Se ha ganado un lugar muy especial en la historia de España, porque ha participado en la mejor generación de la historia. Antes tenía mis dudas, pero ahora ya no, por lo que han ganado y por lo que representan", sostiene Pepu Hernández, el entrenador con el que ganó el oro en el Mundial de Japón en 2006.
Pero la relación de Navarro con la selección -que ya dura 11 años- había comenzado mucho antes. Fue en el verano del año 2000, en un partido de preparación para los Juegos Olímpicos de Sidney, nuevamente ante Lituania. Apenas un año después de gestar en Lisboa la quinta de los juniors de oro, campeones mundiales en la categoría, la generación que con los años llevó al baloncesto español a otro nivel. Una longevidad en la élite que Pepu Hernández justifica en que Navarro es "feliz" jugando al baloncesto.
"La diversión. Siempre se divierte y continúa haciéndolo. Lanzando, sorteando las dificultades que le pones en los entrenamientos. Es algo a lo que está acostumbrado desde pequeño, cuando le hacían defensas especiales y tenía que arreglárselas para recibir. Él no va a la cancha como el que va a la oficina. Ya es un jugador maduro y su velocidad es relativa, pero se sigue divirtiendo a la hora de pensar cómo puede engañar a los rivales y cómo mejorar su habilidad".
Su capacidad para lograr lanzamientos inverosímiles ha sido el origen del apodo que le ha acompañado durante buena parte de su carrera: La Bomba, gracias a su característica bandeja muy arqueada y alejada del aro. "En los entrenamientos siempre hace este tipo de tiros. Por eso consigue en los partidos lanzamientos que parece que se está inventando en el momento. Prueba nuevos agarres, diferentes posiciones, desequilibrios... Por eso es capaz de penetrar ante gente muy grande", explica Hernández.
Y solo alguien tan grande como Pau Gasol -amigo desde las categorías inferiores de la selección y del club azulgrana y compañero habitual de cuarto en las concentraciones durante años- puede asegurar haber sido más importante que el escolta del Barcelona en la mutación que ha vivido la selección, que le ha llevado de la eliminación en la fase de grupos de los Juegos Olímpicos de Sidney a ser candidata a la victoria en cuantos torneos disputa.
Un cambio que tuvo como detonante el oro en el Mundial de Japón 2006. Con su amigo lesionado tras la semifinal contra Argentina, a Navarro le tocó asumir gran parte de la suerte ofensiva en el encuentro definitivo ante Grecia. Terminó siendo, junto a Garbajosa, el máximo anotador del partido, con 20 puntos. "No habían estado finos en semifinales, pero se recuperaron muy bien. Ellos completaron lo que se hizo en defensa. Hubo momentos hasta de echarle morro, en los que les buscamos descaradamente porque el equipo les necesitaba. Además, contaron con la tranquilidad de que se estaban haciendo bien las cosas atrás", recuerda Pepu Hernández.
En el gran torneo de este verano, el Europeo, él y Rudy Fernández serán los encargados de estirar la amenaza española desde la larga distancia y maximizar los espacios para los hombres grandes de la zona, después de lo mucho que se ha hablado del atasco que se podría generar entre estos. Sin embargo, Pau Gasol sabe que si alguna vez se atora le bastará con mirar fuera de la línea de tres puntos para encontrar allí a su amigo Juan Carlos Navarro, dispuesto a ejercer de capitán. "Se adivinan las intenciones. Cada uno sabe lo que necesita el otro y cómo lo necesita", sentencia Hernández.
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