Jugar por un país
El australiano Scott arrasa en el Bridgestone, pero comparte el protagonismo con el japonés Ishikawa, que, a sus 19 años, queda cuarto y asombra al mundo por su generosidad
Cuando dijo que iba a jugar con Steve Williams como caddie, el golfista australiano Adam Scott sabía que se estaba llevando una auténtica joya. Sabía que podía volver a ser ganador porque es lo que rodea a Williams: un aura de fortuna y grandeza. Apenas cuatro torneos después de empezar a trabajar juntos, Scott ha vuelto a la élite y ha ganado un campeonato prestigioso: el Bridgestone Invitational. Es su octava victoria en el circuito norteamericano y la primera con Williams, que ayudó a Tiger Woods a llevarse 63 trofeos, entre ellos 13 grandes. El heredero ha dominado los cuatro días y es justo vencedor por cuatro golpes de ventaja. Un cambio de tendencia en el momento oportuno. Pero no ha sido el único protagonista de la competición. El otro se llama Ryo Ishikawa, es japonés y tiene 19 años.
Un tsunami destrozó el pasado 11 de marzo la costa noroeste de Japón. El mundo se solidarizó con el país asiático, pero el mejor ejemplo lo dio Ishikawa. "A mí me lo han dado todo para jugar, así que es hora de ayudar a los necesitados. Es mi responsabilidad como deportista", dijo entonces y prometió donarles todo lo que ganase en 2011. Con este cuarto puesto ha generado casi 1,5 millones de dólares (casi un millón de euros) esta temporada. Además, se comprometió a donar otros 1.200 dólares (unos 840 euros) por cada birdie que hiciese. Esta semana ha hecho 18, lo que suponen 21.500 dólares (15.000 euros). Un gesto digno de admiración. Y todo, por su país.
El tercer nombre propio del torneo ha sido el propio Woods. Cuando el exnúmero uno dijo que estaba preparado para volver a jugar al golf, su objetivo quedó claro desde el principio. La victoria era un sueño y el estadounidense solo quería completar cuatro vueltas, coger ritmo y confianza, antes de afrontar el último grande de la temporada, el PGA. Por eso eligió el Bridgestone, competición que ha ganado siete veces y que, como prueba del Campeonato del Mundo, carece de corte y le permite jugar los cuatro días.
Pero, aunque haya sido una buena toma de contacto, Woods ha mostrado lagunas. El Tigre insiste en decir que las sensaciones son buenas porque sus hierros están bien, al nivel imperial que acostumbraba, pero el resto de su juego le ha abandonado. Se le ve espeso con el putt y alrededor del green y, además, no pisa una calle. "Antes estaba acostumbrado a apuntar a la izquierda y que la bola abriese y volviese a la calle. Ahora le pegó recto, pero sigo apuntando mal. Son pequeños cambios que tengo que asumir", explicó el norteamericano en referencia a su pobre estadística de calles cogidas con el driver (22 de 56 totales). Pero hay algo que no tenía antes. Esa sonrisa. Esa sombra que empieza a sobrevolar sobre el resto. Y solo faltan cuatro días para el PGA.
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