Las selecciones del mate y el portero
La cosa es que el mate parece dar buenos resultados en el fútbol. De las cuatro selecciones que están en las semifinales de la Copa de América, dos son fanáticas consumidoras
Hay una foto maravillosa en la que tres jugadores de Uruguay, Diego Lugano, Maxi Pereira y Edinson Cavani, corbata azul celeste, chaqueta blazer con escudo, caminan hacia la salida del aeropuerto de Santa Fe con el termo de agua caliente bien sujeto bajo el brazo. Imposible pensar en un uruguayo sin el mate en la mano. La infusión de yerba, que tienen tanta cafeína como el propio café, ha sostenido y aliviado a millones de hombres y mujeres a lo largo de su historia y seguramente forma parte también de la vida de esta selección de fútbol. Lo mismo pasa con los paraguayos, aunque para ellos la historia de los yerbales de La Industrial Paraguaya esta unida a una terrible etapa de esclavitud y tormento que pocos conocen y que solo denunciaron, en los años 30, un periodista español, Rafael Barret, y, algo después, el gran Augusto Roa Bastos.
La cosa es que el mate parece dar buenos resultados en el fútbol. De las cuatro selecciones que están en las semifinales de la Copa de América, dos son fanáticas consumidoras. Claro que no podrían ser más distintas entre sí. Uruguay tiene tradición de juego fino mientras que Paraguay ha sido casi siempre un muro, una roca, que no suele meter goles (en esta Copa no ha ganado realmente hasta hora ningún partido), pero a la que tampoco es posible doblegar. Recuerden si no el angustioso partido que tuvo que superar la selección española en los mundiales de Sudáfrica.
En este campeonato comparten sin embargo una característica importante: sus porteros son verdaderos protagonistas. El uruguayo Fernando Muslera y el paraguayo Justo Villar han hecho verdaderas proezas en estos días. El caso de Villar, que podría ser considerado un portero pequeño, (1,81 metros), es espectacular. Frente a Brasil lo paró todo (incluido el único penalty bien tirado). El entrenador, Gerardo Martino, lo reconoció sin empacho: "Ganamos con mucho culo (suerte) y con un gran arquero". Villar, que cuanto tenía 31 años (ahora tiene 34) fue considerado el décimo mejor guardameta del mundo, y que jugó en el Valladolid, tendrá que afinar ahora frente a Venezuela, en un partido que se jugará en Mendoza (la capital, no del mate sino del vino argentino). Los "chéveres", que ganaron a Chile gracias a un error de su portero, pueden despedirse ahora de esas facilidades.
Fernando Muslera (25 años, 1,90 de altura) nació en Buenos Aires, pero juega con Uruguay desde la selección sub-17 y, pase lo que pase frente a Perú, se vuelve a casa como un héroe, no porque le parara el penalty a Tévez, sino porque le paró todo a todos, incluido Lionel Messi.
No es probable que estos dos porteros se jueguen la final, pero tampoco se puede descartar en esta extraña Copa de América, en la que los guardametas están siendo los únicos capaces de aportar algo de auténtica épica. Habría que hacerles una foto, sentados frente a frente compartiendo un mate bien cebado.
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