Dorsal 26, Amets Txurruka
Este ciclista sería una hormiga porque tiene una estructura física aparentemente débil, pero es fuerte y valiente como él solo, que no se amilana ante nada
Me pongo a escribir esto mientras transcurre la etapa de Lavaur, viendo a uno de mis animales, Rubén Pérez, cumpliendo con su oficio. Esto es, el sabueso Rubén en fuga una vez más; con pocas posibilidades de llegar, pero intentándolo con ahínco, gracias, como no, a su olfato.
Pero hoy toca hablar de otro corredor y, siguiendo el juego, de otro animal. Fijemos la atención en un corredor que, desgraciadamente, ya no está por aquí: Amets Txurruka, compañero de Rubén en el Euskaltel-Euskadi. Txurruka es un corredor vasco nacido en Echevarría, al lado de Markina, que cumplirá 29 años este Noviembre. Profesional desde 2006, y que cumplía este año su quinta participación en el Tour.
Su idilio con el Tour fue automático, pues en su primera participación, terminó en un meritorio puesto 22 y ganó el premio de la combatividad. Incluso subió al podio de París a recoger el maillot blanco, aunque en realidad era el tercero de la clasificación. Pero había que completar la foto y el primero y el segundo, Contador y Soler, vestían respectivamente el maillot amarillo y el de lunares rojos de la montaña. Amets quiere decir sueño, por lo que uno de sus sueños -subir al podio final del Tour- se hizo realidad en su primer contacto.
Pero a Txurru, con el que salgo en bici en algunas ocasiones, se le rompió ese idilio con la carrera francesa en 2009. Ese año, abandonó tras llegar fuera de control por no poder aguantar el ritmo de la carrera tras las lesiones sufridas en una caída. El año pasado, una violenta caída ocurrida cuando trataba de regresar al pelotón después de un pinchazo, le fracturó la clavícula y le mandó para casa. Y este año ha ocurrido lo mismo, la misma clavícula y el mismo resultado. Además, el año pasado en el transcurso de la Vuelta al País Vasco, otra caída con idéntico resultado le mandó también para casa cuando tenía la victoria de etapa en el bolsillo. Pobre Txurru y pobre clavícula rota, ya por tercera vez.
Txurru es un corredor con un motor pequeño, pero que es capaz de trabajar a muchas revoluciones, por lo que el rendimiento es excepcional. Corredor de carácter ofensivo, valiente como él solo y que no se amilana ante nada. Etapa de montaña, larga, durísima con un montón de puertos enlazados, día perfecto para que Txurru se lance al ataque desde el primer puerto, sin importarle lo que venga después.
A ver si se me entiende, o a ver si me explico; para ser ciclista profesional hay que tener un gran motor y Txurru lo tiene, por supuesto. Pero no es de los que más watios mueve; no es precisamente un prodigio de potencia. No obstante, el rendimiento que le saca al motorcillo es increíble y eso es sintomático de que gran parte de su fuerza está en la cabeza; o sea, en su carácter ofensivo.
¿Y que animal podría ser Txurru? A ver, a ver, pues por ejemplo una hormiga. Porque es un animal fuerte -bien conocido es que puede levantar unas 50 veces su peso y unos 30 su volumen- y ágil, que no para quieto y anda siempre de un lado para otro. Y que tiene una estructura física aparentemente débil y endeble, por ejemplo esos puntos de unión tan minúsculos entre unas partes y otras de su cuerpo. El punto débil, como la sufrida clavícula de Txurru.
Ya no te puedo desear suerte en este Tour, dorsal 26, ya se que no la has tenido. Recupérate bien y espero que se rompa en un futuro esta relación tormentosa que has establecido con esta carrera en los últimos tres años. A ver si vuelves a los orígenes, a tu primer contacto que tan buenos recuerdos te traerá.
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