Gregorio Manzano, por descarte
El técnico volverá a dirigir al Atlético de Madrid ocho temporadas después tras la negativa de Luis Enrique
El culebrón ha terminado. Aunque era la cuarta opción por detrás de Luis Enrique, Rafa Benítez y Joaquín Caparrós, Gregorio Manzano dirigirá al Atlético la próxima temporada. A falta de firmar el contrato esta tarde en las oficinas del Calderón, el conjunto rojiblanco cerró este mediodía el acuerdo con el técnico jienense tras una reunión de tres horas a la que asistieron su agente, Manuel García Quilón -el mismo de Quique Flores y Benítez e íntimo de Caparrós-, el director deportivo del club, José Luis Pérez Caminero, y el gerente Clemente Villaverde.
La elección de Manzano para suceder a Quique se activó tras la negativa de Luis Enrique, el preferido desde el principio por el consejero delegado del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín. La excelente temporada del preparador asturiano en Segunda, al frente del filial del Barça, le colocó de primera opción en contra del último informe del secretario técnico saliente, Jesús García Pitarch, que prefería a Luis García, el nuevo técnico del Getafe. De ahí que Caminero, nada más llegar al cargo, viajara a Barcelona para intentar la cesión de algunos canteranos azulgrana como Thiago al Atlético, como gesto hacia Luis Enrique, que aun así se decantó por el proyecto del Roma. "Hemos intentado convencerle hasta el final, pero no ha habido manera", reconocían fuentes de la operación.
El rechazo de Luis Enrique, la previsible negativa de Benítez -por su elevado salario, de más de nueve millones de euros frente al millón que como mucho ofrecía el Atlético, y a ejercer también de general mánager en Inglaterra en proyectos a medio plazo frente a la falta de un plan en la escuadra del Manzanares- y la pérdida de pujanza de Caparrós, la opción que defendía el presidente Enrique Cerezo dejaron abierto el camino a Manzano. Tras dejar al Sevilla quinto en la Liga, el entrenador vuelve así al timón de un equipo que ya dirigió en la temporada 2003-04. Entonces el Atlético se quedó a las puertas de Europa con una plantilla muy ajustada tras perder en la penúltima jornada en casa contra el Zaragoza, justo después de la muerte de Jesús Gil.
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