Espoleados por el menosprecio
"El vestuario quería medirse al Celta", aseguró el jugador del Granada, Collantes, al tiempo que en la caseta celeste se encendieron de ira
Bulle Vigo y el celtismo ante la opción de consolidarse como la única opción gallega entre los grandes del fútbol español, posibilidad que se abre en dos rondas eliminatorias de nuevo cuño a las que ha accedido por su regularidad en los primeros dos tercios del campeonato. Al Celta, que se mide en Balaídos al Granada en la ida del primer playoff (21 horas, Canal Plus Liga y Gol TV), le bastó con el impulso que le llevó a un destacado liderato a finales de febrero porque los números y las sensaciones son las propias de un equipo cogido entre alfileres. El sábado pasado, superó al Cartagena en un partido en el que el rival abdicó de principio, pero en las 15 jornadas anteriores apenas había sumado una victoria, cuesta abajo que los rivales perciben como una oportunidad y que ha acabado por encender la mecha de la polémica en cuanto el futbolista del Granada Juan José Collantes se sinceró con unas declaraciones nada comunes entre profesionales. "El Celta es el rival que yo quería y muchos en el vestuario lo preferíamos antes que al Valladolid porque ha llegado más flojo al final de la Liga y podemos aprovecharnos de eso. Han llegado muy agotados al final, tuvieron algunos problemas internos en el vestuario y entre los tres posibles rivales creo que hemos tenido suerte", apuntó.
Tan descarnada descripción sentó como una bomba en la caseta celeste y más tras conocer que en los últimos minutos del último partido de Liga, el Granada guardó un empate ante el Recreativo para así emparejarse con el equipo que prepara Paco Herrera, más centrado en lo futbolístico que en la batalla de las declaraciones. "No quiero hacer otras valoraciones - argumenta-, pero respetamos muchísimo al Granada y solo me preocupa que mi equipo salga concentrado", dijo Herrera. Borja Oubiña, siempre analítico y ponderado, había alertado la semana pasada sobre una cierta atonía en la afición. "Parece que en Vigo no hay la misma ilusión que en otras ciudades que ven más lejana en el tiempo la Primera División", lamentó. En Granada no la catan desde 1976, cuando finalizó una edad de oro liderada por Cándido Gómez Álvarez, un gallego de Porriño que llegó a la vera de la Alhambra a finales de los cuarenta para ser guardameta y con el tiempo acabó como presidente y sumo hacedor de un equipo duro como el pedernal, solvente como pocos.
"Somos nuevos en esto. Es el Celta el que tiene la obligación de estar en Primera", matizó el técnico rojiblanco, Fabriciano González, un lucense trotamundos que ha pasado por 25 banquillos y que hace un año ya guió al Granada en otra promoción victoriosa, la que le rescató de Segunda B. Fabri ha querido templar gaitas, pero en Vigo resta la sensación de menosprecio que despertaron las primeras noticias procedentes desde Granada. Y han ejercido de catalizador. Las entradas de uno de los fondos de Balaídos están casi agotadas y por la ciudad anidan bufandas y banderas en coches y balcones. "Si querían jugar contra nosotros está claro que el Granada es un equipo afortunado, pero ya veremos en el campo si se han equivocado o no", sentencia el experimentado Quique de Lucas, uno de los futbolistas del Celta que sufrieron un bache en su rendimiento. No fueron pocos.
En cuanto el equipo comenzó a dar muestras de agotamiento, Herrera redobló su apuesta en un once perfectamente reconocible. Al final no le quedó más remedió que rectificar. Jonathan Vila, pilar defensivo y en la construcción del juego desde atrás, y De Lucas, Trashorras y David Rodríguez, el trío atacante que deslumbró en la primera parte del campeonato, conocieron la suplencia para buscar aliento. Herrera exploró nuevas alternativas e incluso ideó un nuevo dibujo táctico con tres centrales. Ahora, de cara a esta doble cita con el Granada, desliza que en Balaídos actuará con una línea trasera de cuatro y en Los Carmenes con la de cinco. Y se siente fuerte porque ve al equipo muy mejorado y ha recuperado a todos sus hombres a excepción del meta Falcón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.