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Djokovic vuela

Tras superar dos puntos de 'break' en la reanudación, el serbio tumba a Del Potro

Todo a pasa a través del saque del argentino Juan Martín del Potro. La pista está abarrotada. No queda sitio ni para los periodistas. Todo el mundo quiere presenciar el gran duelo de la tercera ronda, al argentino contra el serbio Novak Djokovic, el tenista invencible. El duelo quedó detenido por falta de luz la víspera, igualado en un 6-3 y 3-6. En la reanudación, 18 grados de temperatura y vientos a 16 kilómetros por hora, se impone (6-3, 3-6, 6-3 y 6-2) el número dos del mundo, rapidísimo de manos y de piernas, sus argumentos para levantar prodigiosamente dos bolas de break con 2-2 en la tercera manga. Delpo sobrevivió lo que le aguantó el servicio. En cuanto su poderosa maza dio síntomas de debilidad, quedó al desnudo su principal carencia: hoy no tiene piernas para hacer el parabrisas, carrera de esquina a esquina, que exige competir contra el serbio.

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Del tenista timorato que dejó la pista la jornada anterior, afectado por la falta de luz y la entidad del rival, no quedó nada al día siguiente. Djokovic tuvo la precisión que le ha distinguido en los últimos seis meses y una fuerza mental que nunca fue su sello. Enfrentado a Del Potro, que se aceleró en cuanto se vio por debajo en el marcador, navegó la dificultad de la reanudación y del rival con la placidez de un crucero estival, cuando podía haber vivido con las angustias de una tormenta. El domingo jugará por tercer día consecutivo, esta vez contra el francés Richard Gasquet. La pulcritud de su ejercicio, sin embargo, no hace temer que el resultado se explique entonces desde sus pulmones.

Lo contrario ocurrirá con el futuro del británico Andy Murray en París, que le ha deparado un cuadro como para llegar felizmente a semifinales, con lo que habría alcanzado al menos la penúltima ronda en los cuatro grandes. El número cuatro del mundo, vencedor del alemán Berrer, fue citado una y otra vez con la red a través de maliciosas dejadas. En una se dejó el tobillo. Compitió set y medio moviéndose con la preocupación de quien ve una gran empresa comprometida por un trámite sin brillo. Así se juega en París, donde Rafael Nadal se deshizo 6-1, 6-3 y 6-0 del croata Veic: los mejores ya olfatean la segunda semana y el público se da codazos para presenciar sus duelos.

Djokovic y Del Potro acabaron fundidos en un abrazo. Habían jugado 2h56m repartidas en dos días. Se deduce que no estaban cansados. Quizás, en todo caso, impresionados de haberse encontrado tan pronto, de haberse medido tan temprano. Para el torneo, una pena. Para Djokovic, la última muesca en el revolver: son 40 victorias en 2011, 42 desde 2010, y un paso más hacia el título de Roland Garros.

Djokovic celebra un punto durante el partido que se ha medido a Del Potro.
Djokovic celebra un punto durante el partido que se ha medido a Del Potro.BENOIT TESSIER (REUTERS)

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