El Valladolid, ante su pasado
Los de Abel Resino apuntan a los 'playoffs' ante el Huesca, en el que militan Onésimo y Marcos, entrenador y capitán pucelano
Valladolid está preparada para que su equipo dispute los playoffs de ascenso a Primera División. Buena prueba de ello es que el Ayuntamiento ha decidido que el festival musical Valladolid Latino, que iba a tener lugar en el estadio José Zorrilla el 28 de mayo, se celebre en otro recinto. La medida busca proteger el césped para que esté en perfectas condiciones en los partidos de promoción. El equipo, sin embargo, tiene que sumar un punto para asegurarse la plaza, algo que puede lograr mañana, en el partido que disputará en Huesca. Allí, dos viejos conocidos por la afición pucelana pueden estropear las expectativas de los de Abel Resino. Al frente del equipo aragonés está Onésimo Sánchez, vallisoletano, exjugador y exentrenador del equipo blanquivioleta; y en la banda izquierda se desempeña Marcos, excapitán del equipo pucelano que abandonó el club el verano pasado tras 15 temporadas.
"El partido es muy especial porque soy pucelano y blanquivioleta. Es donde jugué desde crío y para mí el Valladolid no es solo un equipo, es un sentimiento", reconoce Onésimo, que la semana pasada se acercó a los campos de entrenamiento del Valladolid. "Es mi casa, he trabajado mucho tiempo en las categorías inferiores, así que fui a ver a los chavales del filial, a mis colaboradores, a mi gente", explica. Advierte, en cualquier caso, de que el Huesca irá a por todas: "Ahora solo pienso en nosotros, en ganar y en hacer la mejor temporada de la historia. No vamos a dar facilidades, para nada, en absoluto. Saldremos como siempre, a ganar y a competir".
El técnico pasó la temporada pasada de entrenar en el filial blanquivioleta a hacerlo en el primer equipo tras la destitución de Mendilibar en febrero. Dirigió al conjunto pucelano 10 partidos, de los que perdió seis, empató tres y ganó solo uno. Fue sustituido por Clemente y el equipo acabó descendiendo a Segunda en la última jornada. "Hubo cosas, tanto dentro como fuera del campo, que no se manejaron bien", recuerda. Onésimo asegura que el Valladolid es ahora uno de los más firmes candidatos al ascenso: "Han hecho una temporada irregular, pero últimamente el equipo ha cogido un nivel alto. Es un rival con poderío".
También para Marcos será un partido especial. El lateral, de 37 años, se despidió del equipo en verano entre lágrimas. "Puedo decir con mayúsculas que el Valladolid es mi casa, lo va a seguir siendo toda mi vida", dijo entonces. En septiembre, antes del partido de Copa que el Huesca jugó en Valladolid, el club blanquivioleta le entregó la insignia de oro y brillantes, la máxima distinción de la entidad, puesto que es el jugador que más partidos oficiales (471) ha jugado en la historia del club. "Profesionalmente, me debo al Huesca, pero mi corazón es del Valladolid", aseguró aquel día sobre el césped de Zorrilla mientras la afición coreaba su nombre. En el club pucelano creen que volverá. "Le veo trabajando en la base, palpando el futuro", aseguró el presidente, Carlos Suárez, en la despedida del futbolista. "Tiene las puertas abiertas para hacer lo que quiera en este club", subrayó el director deportivo, José Antonio García Calvo.
Curiosamente, el Valladolid tendrá que jugar en Huesca sin lateral izquierdo, el puesto que siempre ocupó Marcos. Guilherme, que llegó cedido del Almería en verano, abandonó el club en enero, y Carlos Peña, el único futbolista de la plantilla que se desempeña en esa posición, está sancionado. Su lugar lo tendrá que ocupar un central -Jordi es el que cuenta con más opciones- o el canterano Pablo Gómez. Marcos está ahora en el otro lado.
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