El Celta se desploma
El equipo de Vigo se vio en Primera aunque ha perdido cinco de los seis últimos partidos en su estadio
El último fin de semana de febrero, el Celta enfilaba su regreso a Primera División, líder como era con cuatro puntos de ventaja sobre el Rayo, herido por sus problemas económicos, y cinco por encima del Betis, que se había pasado un mes coleccionando derrotas. Se oteaba el ascenso en Vigo y la promoción, que semejaba asegurada porque el Cartagena, séptimo, transitaba a 16 puntos, aparecía como un engorro, una malvada novedad que frustraba a los tres mejores equipos de la categoría.
Dos meses y medio después, el Celta tiembla ante la posibilidad de ni siquiera pelear por ese playoff antes despreciado. En la clasificación de las últimas 11 jornadas solo Albacete (cinco puntos) y Villarreal B (seis) están por detrás del equipo que prepara Paco Herrera, que colecciona seis derrotas, cuatro empates y un único triunfo, pero que pena sobre todo en Balaídos, inesperada tara en un feudo que era inexpugnable. De sus seis últimos partidos en su estadio, el Celta ha perdido cinco y empató el otro contra el colista Ponferradina. Las caras, las sensaciones, las lecturas tras el último desastre ante el Girona (0-4) se asemejaban a las de un equipo desahuciado. "Y sin embargo somos terceros", reflexiona el técnico Herrera, perplejo y sorprendido. "En mi vida me había encontrado una situación como ésta. No somos capaces de levantarnos y parece que nos guste hacernos daño a nosotros mismos", reflexiona.
Herrera ha manejado durante las últimas semanas varias opciones. Primero llamó a la solidaridad, ahora al fútbol. Pero no ha conseguido que regresen esas cualidades. La crisis de resultados se llevó por el camino a Roberto Trashorras, quizás el futbolista más talentoso de la categoría, uno de esos mediapuntas capaces de dejar solos a los delanteros tras ver líneas de pase inverosímiles, pero también un futbolista bajo sospecha para los técnicos que privilegian el esfuerzo. Trashorras dio hasta seis pases de gol que no aprovecharon sus compañeros la noche que comenzó la mala racha contra el Huesca. Semanas después acabó en la suplencia. Contra el Girona regresó al once para evolucionar desde posiciones más atrasadas. Pero ni así. "Yo llevaría el problema del equipo al terreno de la fortaleza mental", apunta Herrera, que pide coraje, intensidad y alma. "La culpa es de los jugadores", asume Cristian Bustos, el mediocentro que ejemplifica esos valores. "Jamás había estado tercero, pero estoy más hundido que nunca", concluye David Catalá, uno de los centrales, en el punto de mira por los continuos errores defensivos . La sucesión de desastres ha matizado los objetivos. El primero es recobrar sensaciones y asegurar la promoción. Restan 15 puntos por disputar y siete de ventaja sobre el Xerez, octavo clasificado, el primer equipo que quedaría fuera de ella a día de hoy. Herrera cree que un triunfo más bastaría y a partir de ahí vendría el reto de reencontrarse con el fútbol perdido, el de un equipo recio atrás y punzante a la contra, cómodo siempre cuando es el rival el que lleva la iniciativa, efectivo en la definición. Ese era el Celta que se vio a un paso de Primera.
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