Con la cantera basta

El fútbol holandés no atraviesa sus mejores días. El campeón y actual líder de la Eredivisie no asustó al Villarreal ni en la ida ni en la vuelta, consciente de su inferioridad. Recibió una paliza memorable en El Madrigal y apenas arañó a su rival en Twente. El Villarreal acabó jugando con ocho chicos salidos de su envidiada cantera. El último en llegar, Hernán Pérez, un delantero paraguayo de 22 años, que propició el penalti del segundo gol gracias a su vertiginosa velocidad. Clave fue a su vez la aportación de Wakaso, un mediocampista ghanés de 21 años procedente del Elche.

Los muchachos de Garrido se bastaron para marcar las distancias siderales entre unos y otros. Y el Villarreal disputará su tercera semifinal europea, tras la de la UEFA en 2004 y la de Champions en 2006. Se medirá al Oporto, un equipo de enorme pegada: el colombiano Falcao, con 11 goles en 11 partidos, es el máximo anotador del torneo. Le acompaña en el ataque el potentísimo brasileño Hulk. El esqueleto es muy sudamericano: seis brasileños, tres argentinos, tres colombianos y tres uruguayos. Ante el Spartak de Moscú solo hubo dos portugueses en la alineación: el central caboverdiano Rolando, nacionalizado e internacional luso, y el media punta Moutinho. El Oporto solo ha perdido un partido oficial esta temporada, en el Pizjuán, cuando apeó al Sevilla de la Liga Europa.

Pese a la amplia desventaja de la ida, el Twente dio la impresión de querer firmar un pacto de no agresión en los primeros minutos. Solo hasta que sus dos mejores jugadores, Bryan Ruiz y Jansen, fabricaron una ingeniosa pared que culminó Bajrami de penalti. A partir de ahí, el conjunto holandés creyó en la remontada. Según los cálculos de Preudhomme, su técnico, el Twente estaría en la eliminatoria si marcaba dos tantos antes del descanso.

Garrido retrasó a Marchena al centro de la defensa para parar al gigante Janko, el delantero austriaco que le rompió el peroné a Gonzalo en la ida. En el medio del campo, dos novedades, Matilla y Wakaso, a fin de refrescar físicamente a un equipo magullado por la paliza de Mestalla. Precisamente por eso, al cuadro amarillo, tratando sobre todo de no perder el balón, le faltó decisión en el primer tiempo. La que le sobró a Wakaso para aprovechar un mal control de Tiendalli. La intensidad del ghanés le vino de perlas al combinado amarillo: en esa jugada fue derribado por Tiendalli al intentar rematar. Premio gordo para el Villarreal: el Twente se quedó con uno menos y Rossi, de penalti, marcó su décimo tanto del torneo. Desde ahí hasta el final, el Villarreal fue rejuveneciendo y sus diferencias ampliándose. Ahora le espera un rival mucho más experimentado.