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Poco palmarés, mucha pasión

El Tottenham es un equipo de récords rebuscados y abundantes emociones

El Tottenham Hotspurs es un club bastante peculiar. Afincado en el norte de Londres, su rivalidad con el Arsenal puede alcanzar cotas comparables a las de Barça y Madrid y apenas pueden disimular la rabia que les da que el dinero de Abramovich haya convertido al Chelsea en el segundo equipo de la capital. Los Spurs, como se les conoce popularmente, son el único equipo que ha ganado la Copa de Inglaterra sin pertenecer en ese momento a la Liga (es decir, estando en lo que en España se llama Regional), la edición de 1901. El primero que ganó el doblete de Liga y Copa en el siglo XX (1961). El primero que ganó un trofeo europeo (la Recopa en 1963). El primer equipo que ganó la UEFA (1967) cuando esta competición sustituyó a la Copa de Ferias, convirtiéndose así en el primer equipo inglés que ganó dos torneos europeos distintos.

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Una serie de rebuscados récords que apenas oculta que es un club con las vitrinas bastante vacías: dos Ligas (1951, 1961), dos Ligas de Segunda (1920, 1950), ocho Copas de Inglaterra (la última, en 1991), cuatro Copas de la Liga, dos Copas de la UEFA (1972, 1984), una Recopa (1963) y un puñado de trofeos menores. Pero a su hinchada le da bastante igual la cortedad de su palmarés porque de lo que presumen es de carácter. "Siempre he sido del Tottenham. Es un equipo que siempre ofrece emociones", proclama Darren Rose, seguidor de los Spurs. "Es siempre excitante. Siempre impredecible. No como el Arsenal: siempre lo mismo, lento, aburrido", añade, sin perder la ocasión de echarle una coz al rival.

"El Tottenham tiene energía. Siempre ha tenido jugadores como Waddle, Hoddle, Gascoigne, los jugadores con los que yo crecí, que siempre han tenido talento. El Tottenham siempre ha tenido talento, por eso me gusta tanto. Y desde hace años voy al campo con mi hijo y disfruta viéndoles jugar. Sobre todo ese momento en que te sube la adrenalina, esa sensación de que puede pasar de todo", añade con pasión. "Jugar ahora contra el Real Madrid y potencialmente contra el Barcelona, y verles jugar como lo hicieron contra el Inter en Milan, donde pasaron de 4-0 en contra a 4-3..., ¡Esa energía! Eso es lo que queremos. Cuando vas al fútbol, quieres energía. Y al Tottenham le sobra", remacha con más pasión, desbordante.

Eso significa que es capaz de lo mejor pero también de lo peor: ha eliminado al Milan de la Champions pero no ha ganado ni uno solo de sus cuatro últimos partidos de Liga, precisamente contra los cuatro últimos clasificados, Wigan, West Ham, Wolverhampton y Blackpool.

Darren Rose mencionó a algunos jugadores de su época, pero podría haber citado a muchos otros. Como los llamados cinco magníficos, la delantera que formaron Sheringham, Anderton, Barmby, Dumitrescu y Klinsmann. O jugadores como Chivers, Lineker, Peters, Ginola, Sol Campbell o Berbatov. Y, por supuesto, a los argentinos Ardiles y Villa, que maravillaron entre los 70 y los 80.

Quizá por la cortedad de su palmarés, o quizás porque el Arsenal les arrebató hace ya muchos días la supremacía en el norte de Londres aunque ellos les consideran unos advenedizos porque se trasladaron desde un barrio del sureste, a los aficionados del Tottenham les encanta cultivar una cierta manía persecutoria. Les gusta decir que todos les odian.

Es posible que esa pequeña paranoia proceda de la etiqueta que tienen de ser el equipo judío por excelencia, algo que Rose niega a pesar de que él mismo es judío: "No tiene nada que ver. Muchos apoyan a un equipo porque viven cerca, o porque en su familia eran de ese equipo. A la gente le gusta apoyar al equipo local. Si eres de Londres no es lógico que apoyes a un equipo de Manchester".

Klinsmann, del Tottenham, dispara a puerta durante un partido contra el Liverpool.
Klinsmann, del Tottenham, dispara a puerta durante un partido contra el Liverpool.AP

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