El revulsivo checo
Tomas Rosicky, veterano del Arsenal y capitán de la República Checa, destaca por su técnica, su velocidad y su visión de juego
Por sus condiciones técnicas, Tomas Rosicky (Praga, 1980) tal vez podría jugar en la selección española. Habilidoso, rápido, polivalente, con una gran visión de juego, el pequeño Mozart, como le apodaron en sus inicios, responde al perfil de los futbolistas sobre los que La Roja ha erigido su proyecto campeón. Mañana, sin embargo, el centrocampista del Arsenal saltará al césped granadino del Nuevo Los Cármenes como capitán de la República Checa. Rosicky, fantasista curtido en el frío centroeuropeo, superviviente de una generación de futbolistas checos tan brillante como agotada, asume los galones y reconoce que la capitanía le convertirá ante España en "la persona con más responsabilidad" de su equipo sobre el terreno de juego.
Se dio a conocer en el Borussia Dortmund, con el que conquistó la Bundesliga en 2002, pero antes de llegar a Alemania ya había ganado tres Ligas en su país con el Sparta de Praga. "Es un futbolista de mucha experiencia, que ha jugado muchos años a un nivel muy alto y puede actuar en las dos bandas o en el centro, por delante del pivote", explica en conversación telefónica Francis Cagigao, español que trabaja como ojeador en el Arsenal. "Tiene buena llegada, mucha calidad, buen sentido del juego. Es uno de los líderes de su selección, sin duda", ahonda. Fran Mérida, centrocampista del Atlético de Madrid que compartió vestuario con Rosicky hasta el pasado verano, pone el acento en su "velocidad, disparo y capacidad para combinar". Es un futbolista letal si se le dejan espacios, y puede ser muy dañino para equipos que apuestan claramente por el fútbol ofensivo, como es el caso de España.
Arsène Wenger le llevó al Arsenal en 2006 con la esperanza de encontrar en él al sustituto de Pirès. Al centrocampista le ha tocado vivir una etapa difícil en el club londinense, practicante de un fútbol muy alabado pero que no se traduce en títulos -estuvo a punto de lograrlo hace pocas semanas, cuando el Birmingham le arrebató la Carling Cup en el último suspiro de una final en la que el checo fue titular-. En sus dos primeras temporadas como gunner, Rosicky jugó 61 partidos y marcó 13 goles. Después vino una lesión interminable, que le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante 18 meses. Se perdió la Eurocopa de 2008, lo que sin duda será una motivación extra para luchar por estar en la próxima. "Fue un momento duro, estuvo mucho tiempo parado, pero demostró que es fuerte y lo superó con trabajo", cuenta Fran Mérida. Este año ha jugado 33 partidos con el Arsenal, 19 como titular, y ha marcado un gol. "Quizás le ha costado entrar en el once, pero sigue siendo importante dentro de la plantilla. Actúa sobre todo como revulsivo", afirma Cagigao.
Además de por el fútbol que lleva en las botas, los que le conocen aseguran que destaca por su calidad humana. "Es tremendamente abierto, una persona que hace piña, que arrima el hombro siempre", dice el ojeador, que reconoce que como veterano aporta mucho en un vestuario tan joven como el del Arsenal. Mérida fue uno de los jóvenes que se benefició de su experiencia hasta que volvió a España. "Es muy abierto, extrovertido. Tuve una relación muy buena con él, nos aconsejaba mucho", rememora.
El seleccionador español, Vicente del Bosque, ha dicho hoy que Rosicky es uno de los principales referentes de su selección. Un elogio que el capitán checo no ha dudado en devolver. "No he visto en mi vida un favorito tan claro", ha dicho sobre España. "Juegan muy rápido, son los mejores del mundo". Tal vez él podría jugar a su lado. Ya estuvo muy cerca de fichar por el Atlético cuando todavía militaba en el Borussia. Cagigao lo tiene claro: "No creo que haya una Liga en la que no esté capacitado para triunfar. Si no hubiera tenido la lesión, posiblemente habría sido un futbolista de mucha más importancia a nivel mundial".
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