La UCI peleará contra Contador

Haciendo de la necesidad virtud, Alberto Contador, a quien no le hizo ninguna gracia que la Unión Ciclista Internacional (UCI) decidiera recurrir ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) contra su absolución por parte de la federación española, dijo: "A lo mejor hay que ir al TAS para que quede clara mi inocencia...".

Curiosamente, dado el clima envenenado en que se ha movido el caso del solomillo con clembuterol desde que, el 30 de septiembre pasado, se hizo público el positivo del ganador del Tour en el día de descanso previo al Tourmalet, el 21 de julio de 2010, son muy similares los argumentos de la UCI para justificar un recurso que solo interpuso el último día del plazo con el que contaba para hacerlo. "No vamos contra Contador ni queremos su cabeza a toda costa. Solo queremos que un tribunal completamente independiente, de cuya credibilidad nadie duda, tome la decisión definitiva", dijo un portavoz.

Ambas partes indican así, implícitamente, que la etapa que se ha corrido hasta ahora no era sino el prólogo, un recorrido judicial-deportivo-político viciado desde todos los ángulos, como para hacer eco al clima enrarecido que se respira en todos los ámbitos político-organizativos del ciclismo mundial, cuyo presidente, Pat McQuaid, sus ideas y su dictatorial manera de imponerlas están más contestados que nunca. Contador, como los pinganillos, no es más que un argumento en una disputa en la que hay en juego asuntos más importantes, como el control económico del ciclismo.

El mensaje de McQuaid a Carlos Castaño, el presidente de la federación española, hace unas semanas fue claro: "No tenemos nada en contra de la decisión de absolver a Contador, que está muy bien argumentada jurídicamente, pero no nos ha gustado la intromisión en el proceso de jueces de la Audiencia Nacional, el presidente del Gobierno o el líder de la oposición". Tampoco le gustó a McQuaid recibir una carta del abogado de Contador, Andy Ramos, que le recordaba hace unas semanas, coincidiendo con el fichaje del letrado Jean-Louis Dupont para su equipo, que si recurría ante el TAS acabarían viéndose las caras en un tribunal civil y que tenía más que perder que ganar. Y, evidentemente, tampoco ha jugado a favor del ciclista de Pinto el posicionamiento de Bjarne Riis, el director del Saxo Bank, el equipo de Contador, en el núcleo de los cinco, el grupo de equipos rebeldes con la organización del ciclismo actual, junto a Johan Bruyneel, Eusebio Unzue, Patrick Lefévère y Jonathan Vaughters.

Tampoco ha sido escaso el influjo de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en la decisión de la UCI. La policía del antidopaje tiene aún tres semanas para sumarse al recurso o interponer el suyo. Nadie duda de que lo hará, y menos sabiendo que sus abogados llevan días recopilando datos porcentuales de hallazgos de clembuterol los últimos años en las inspecciones veterinarias de la Unión Europea en general, España y Francia en particular y más concretamente el País Vasco -de una carnicería de Irún procede el solomillo- y Castilla y León.

Pero, más acá de conceptos tan elevados y geometría tan variable como la culpa o la inocencia o más allá de la lucha de poder, lo que se ventila en el proceso es sencillamente el futuro del mejor ciclista de los últimos tiempos en pruebas de tres semanas. Un deportista de 28 años que, convencido de su inocencia, no quiso aceptar la sanción de un año propuesta por el Comité de Competición español en un primer momento y que se arriesga a una suspensión de dos años -el castigo estándar previsto por el Código Mundial Antidopaje- y a alargar su problema durante más de uno.

Si finalmente el TAS le sanciona, Contador perderá la victoria del Tour 2010, pero seguramente tendrá derecho a elegir sobre la fecha de cumplimiento de una sanción de la que ya ha cumplido de forma provisional seis meses. Si prefiriese volver a correr cuanto antes, la sanción tendría carácter retroactivo, con lo que sería desposeído también de sus triunfos en la Vuelta a Murcia y la Volta a Catalunya, y de lo que gane en el próximo Giro. Si no, la alternativa es continuar su suspensión desde la notificación del TAS.